'La Revolución Delirante' fomenta la libertad de pacientes mentales en la comunidad mediante formación de profesionales

Reivindica el concepto de locura frente al de enfermedad mental y aboga por darle un carácter "público y natural"

El movimiento surgido en Valladolid 'La Revolución Delirante' fomenta la "lucha social" por la libertad de las personas diagnosticadas con enfermedad mental dentro de la comunidad y combatir el "estigma" que sufren, para lo que apuesta por la formación "rigurosa e independiente" de los profesionales.

'La Revolución Delirante', reciente ganadora del Premio Intras 2015, reivindica desde 2011 el concepto de locura frente al de enfermedad mental y aboga por darle un carácter "público y natural".

Aunque esta asociación posee una decena de miembros, sus actividades están abiertas al público y cuentan con la participación tanto de profesionales, como de pacientes y familiares, según ha señalado en declaraciones a Europa Press una de sus responsables, la doctora Laura Martín, quien ha confesado que el movimiento "no nació con vocación asociativa", sino que se cumplió con este trámite legal por cuestiones prácticas. "Buscamos a gente inquieta", ha afirmado.

Asimismo, 'La Revolución Delirante' pretende implicar a profesionales "no sólo sanitarios", sino también de otras ramas para concienciar en la "formación independiente" y en la importancia de "individualizar" el tratamiento en lugar de "estandarizar o categorizar". "Es importante que haya contacto con las personas que sufren malestar psíquico y ver que no pasa nada", ha recalcado Martín, la cual ha criticado el modo de vida occidental "excluye a cualquiera que no encaje" y enseguida opta "por darle medicación".

Por ello, abogan por el "trato" al paciente sobre el "tratamiento" y sugieren "desdibujar" parcialmente la jerarquía entre paciente y facultativo, aunque dentro de unos límites. Al hilo de esto, la doctora Martín ha reconocido que la relación de los pacientes con los profesionales supone un "campo de entrenamiento" para enfrentarse posteriormente a las relaciones con el resto de la sociedad.

No obstante, sí ha reconocido un cierto riesgo de "dependencia" que el paciente pueda desarrollar hacia el profesional con el que interactúa, ya que éste se traslada a su medio y "se tienden lazos". En cambio, Martín ha descartado otros riesgos relacionados con la "supuesta peligrosidad" de los diagnosticados con enfermedad mental, ya que cualquier conducta violenta en el ser humano "dependen de cada persona, se le adjudiquen o no trastornos, y es independiente a la existencia de cualquier malestar".

Aunque 'La Revolución Delirante' es una iniciativa surgida de los propios profesionales, algunos de ellos desarrollan su atención en el Centro de Intervención Comunitaria del Servicio de Psiquiatría Hospital Río Hortega de Valladolid.

Precisamente en este centro se desarrollan actividades para dar voz a los pacientes e implicarlos en su "proceso de emancipación", como el programa de radio Fuera de la Jaula, en colaboración con Radio Nacional de España, o la publicación del 'fanzine' o revista 'Arterias con locura', en colaboración con el Museo Patio Herreriano de Arte Contemporáneo Español.

Mejorar la imagen

Todo ello permite, también, mejorar "poco a poco" la imagen social de la llamada enfermedad mental, aunque se trata de un proceso "lento". Por ello, Martín ha reconocido que "mucha gente" acude a buscar información para "tomar nota" de estos nuevos planteamientos "poco comunes en la asistencia clínica y social de la Salud Mental", dado "el auge y desarrollo del modelo biomédico sobre el psicopatológico".

Sin embargo, la filosofía de 'La Revolución Delirante' "no cree tanto en modelos, como sí en ponerlos al servicio de las personas", al tiempo que ha reconocido la ayuda recibida a la iniciativa por parte de la Consejería de Sanidad, cuyo titular, Antonio María Sáez Aguado, es psiquiatra.

En cualquier caso, ha admitido que esta forma de trabajar "rompiendo líneas" puede chocar a veces con la burocracia y el sistema organizativo de la Administración. "Cualquiera no sirve para una forma de trabajar así, es algo que debería tenerse en cuenta a la hora de asignar determinados puestos a los profesionales", ha apuntado.

La doctora Laura Martín ha destacado que este tipo de técnicas generan "sorpresa" en los propios pacientes, con los cuales hay que vencer "ciertos recelos iniciales" ya que las terapias habituales en las que quedan reducidos a un papel "pasivo" son las que predominan y a las que están acostumbrados, además de resultar "más cómodas y tranquilizadoras".

Eso, junto con el "papel director" de la industria farmacéutica en la confección de los modelos teóricos mayoritarios, explica, a juicio de Martín, que el discurso psiquiátrico positivista "haya calado tanto", pero ha advertido que una vez superados esos aspectos inciales, el paciente "gana capacidad de decidir" y eso "implica también una conciencia de sí mismo, nunca de enfermedad", lo cual tiene asimismo su eco en las familias.

Locura frente a enfermedad mental

Esta es la cuestión por la que los miembros de 'La Revolución Delirante' prefieren el término locura al de enfermedad mental, pues la enfermedad "se asocia a algo añadido que no forma parte de la persona" y que "se descarga en el médico, que debe acabar con ello".

Por el contrario, la locura "forma parte del sujeto" y surge por un motivo "único" y "subjetivo" que hay que "ver por qué está ahí y conocerlo".

Finalmente, Laura Martín se ha referido a la reciente concesión del Premio de la Fundación Intras a 'La Revolución Delirante', un galardón del que se sienten "orgullosos" por venir de una entidad con la que trabajan conjuntamente en numerosas ocasiones y que reconoce su intento de "ayudar a trasladar una sociedad más amplia".

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