El dolor y el hambre vivencial de la escritora Carson McCullers inspiran una exposición colectiva

  • La documentalista Katy Grannan monta una colectiva en torno a la urgencia y la vulnerabilidad que transpira la novela 'El corazón es un cazador solitario'.
  • Fue el debut literario de la dolorida Carson McCullers (1917-1967), una de las grandes autoras estadounidenses del siglo XX, que la escribió a los 23 años.
  • La exposición ahonda, como la novela, en la insaciable, obsesiva y no siempre verbalizable necesidad de buscar sentido a la vida y sus arbitrariedades.
Fotografía de Elizabeth Bick
Fotografía de Elizabeth Bick
© Elizabeth Bick - From 'The Heart is a Lonely Hunter', curated by Katy Grannan. Courtesy Fraenkel Gallery
Fotografía de Elizabeth Bick

La escritora Carson McCullers (1917-1967), cuyos años sobre el mundo estuvieron dominados por el dolor —una fiebre reumática mal curada en la adolescencia le provocó lacerantes secuelas y terminó semiparalizada hasta morir prematuramente de un accidente cerebrovascular— y, como consecuencia, la depresión y el alcoholismo, opinaba que la condición natal del ser humano es la melancolía por lo que nunca ha conocido o experimentado. "Nos debatimos entre la nostalgia por lo familiar y un impulso hacia lo extranjero y extraño. Lo más frecuente es que sintamos dolor por los lugares que nunca hemos conocido", escribió.

Una de las grandes escritoras del siglo XX —Graham Greene la colocó a la misma altura que William Faulkner y dijo de ella que era de los pocos autores con una "sensibilidad poética original"—, la estadounidense debutó a los 23 años con El corazón es un cazador solitario (The Heart is a Lonely Hunter, 1940).

Personajes marginales en un villorrio

Novela sobre el hambre de sentido vital que padecen unos personajes marginales —un par de sordomudos, uno de ellos internado en un hospital mental, una chica que confía ciegamente en la música como redención...—, la acción transcurre en un ambiente que no es precisamente acogedor: un polvoriento y desesperado villorrio rural del sur de los EE UU en los años treinta.

La inolvidable obra, una reflexión sobre la incomunicación y una penetrante autopsia de indagación existencial —sin tomar partido ni moralizar: el cinismo no cabía en la visión del mundo de McCullers—, es usada ahora como inspiración y fondo para una exposición temática de pintura y fotografía. The Heart is a Lonely Hunter, en la galería Fraenkel de San Francisco (EE UU) hasta el 22 de agosto, gira en torno a la urgencia y la vulnerabilidad que transpira la novela.

Entrañas quemadas

La curator de la muestra es la documentalista Katy Grannan y no es casualidad que haya elegido el libro de McCullers. Autora de reportajes sobre la miseria larvada en las zonas agrícolas más ricas de los EE UU, Grannan también se siente propulsada por la vida interior de personajes que padecen una urgencia que no son capaces de concretar pero que les quema las entrañas mientras sobreviven malamente como escoria social.

No es inexacto aplicar a las fotos de la reportera alguna de las reflexiones interiores de los personajes de McCullers. Por ejemplo: "la sensación era mucho peor que sentir hambre frente a la comida, pero en cierto modo se parecía. Quiero..., quiero..., quiero... —era todo lo que podía pensar—, pero no conseguía averiguar cuál era su deseo".

18 fotógrafos y pintores

Con una aproximación textual al título de la muestra —el corazón como cazador de emociones para construir con ellas un entramado que dote de sentido a la vida y nos proteja de sus arbitrariedades— y una intención artística basada en la insaciable, obsesiva e incontrolable necesidad de encontrar un abecedario artístico coherente con uno mismo, Grannan ha reunido en la prestigiosa galería de la ciudad del Golden Gate a 18 fotógrafos y artistas plásticos que colocan en el centro de sus intereses la plasmación, como escribe en un texto de presentación de la muestra, de "la vida interior y el impulso" previos a la obra de arte.

Las 66 piezas reunidas para The Heart is a Lonely Hunter son indagaciones existenciales realizados con el impulso irrefrenable de la indagación existencial más penetrante de todas: la operada por el corazón, la parte sensitiva e irracional de cada uno. Como decía, otra vez, McCullers "el corazón es un cazador solitario con un único deseo, encontrar un refugio final en los brazos del fuego de otro, empujado por el hambre desesperada hacia los brazos de un signo de neón, el corazón es un cazador solitario cuando no hay ningún signo de amor a la vista".

Personajes aplastados por la luz

Los personajes del fotógrafo Matthew Connors parecen atacados por el ambiente, aplastados y agredidos por la luz, mientras que los de Dru Donovan son como víctimas de una representación teatral que les ha venido impuesta y en la que no aciertan a saber por qué participan y los de Bryson Rand participan en juegos homosexuales que tienen algo de escenificada pose y fingimiento.

Entre los artistas plásticos hay propuestas de abstracción sobre la angustia de Didier William, acuarelas de Ying Gee Zhou que distorsionan la supuesta hiperrealidad de los retratos fotográficos, collage con materiales extraídos de revistas de consumo masivo de David Alekhuogie y enjambres caligráficos desasosegantes de Dwight Mackintosh, un artista ubicado en el territorio transfronterizo del outsider art.

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