Ir en bici por las calles de Madrid sigue siendo una carrera de obstáculos. A pesar de que la capital cuenta con 316 kilómetros de vías ciclistas y de que Ana Botella puso en marcha el sistema público de alquiler Bicimad (165 estaciones y 2.028 vehículos tras completar su primera ampliación, de acuerdo a las cifras del operador), los usuarios de las dos ruedas aún detectan decenas de puntos negros que ponen en riesgo la circulación.

La mayoría de ellos se encuentran en el centro de la ciudad, dentro del área de influencia de Bicimad, y se corresponden con grandes glorietas, cruces con tráfico denso o vías rápidas, de acuerdo al recuento efectuado por los colectivos especializados Pedalibre y En Bici por Madrid. El problema afecta, incluso a la M-10, el conjunto de calles que rodea la almendra central y donde las bicicletas tienen carriles preferentes.

El programa de Ahora Madrid incluye la redacción de un Plan Director de la BicicletaEs aquí donde tienen lugar la mayor parte de los accidentes. En 2014 se produjeron 668 siniestros, un 20,8% más que los 553 atendidos en 2013 como consecuencia del aumento de usuarios. Aunque la práctica totalidad son de carácter leve, un tercio de ellos requirió algún tipo de asistencia sanitaria. Caídas y atropellos son los incidentes más habituales, según datos oficiales adelantados por La Razón.

Sin embargo, los ciclistas también refieren problemas en zonas periféricas de los distritos de Hortaleza, Moncloa, Latina o Villaverde, donde existe mayor presencia de usuarios de bicis de montaña o de ciclistas aficionados.

"Creemos que la red de ciclocarriles no termina de llegar ni atraer a gran parte de la población madrileña. El potencial de la bici es enorme, no dudemos en incentivarla al máximo, aplicando y aprovechándonos de la experiencia de otras ciudades", destaca el último informe de Pedalibre. El programa electoral de Ahora Madrid incluye la elaboración de un nuevo Plan Director de la Bicicleta -el Plan Director de Movilidad Ciclista data de 2008- que desarrolle una red de carriles bicis "integrada y coherente", que facilite la intermodalidad y que dé servicio a los grandes centros productivos, como polígonos y grandes zonas de oficinas.

Macrorrotondas > Cibeles, Neptuno, Emilio Castelar, San Juan de la Cruz, Cuzco... Los giros a la izquierda en estas ubicaciones obligan a los ciclistas a cruzar carriles o atravesar trayectorias, con el consiguiente peligro de atropello. El plan B, según Iván Villarrubia (En Bici por Madrid), es realizar la maniobra como lo haría un peatón o pararse en un extremo para realizar el giro cuando se abra el semáforo de la calle transversal.

"En Pirámides, el carril bus desaparece. Para colmo, el carril de la derecha es de esos que tiene unas rejillas de ventilación que dan problemas con las ruedas", apunta un usuario. "Hago todos los días la rotonda de Alsacia desde García Noblejas. El 90% del tráfico va a la derecha, pero intentan acortar la rotonda desde los carriles internos. Cómo, además, cogen la calle de Fuente Carrantona para ir a la M-23, van en modo autopista y se cruzan muy rápido", critica Kiko.

Cruces críticos > Los ciclistas deben salvar varios carriles en Atocha para dirigirse al Prado o al Paseo de la Infanta Isabel. Subir a Sol desde Cibeles por la calzada implica atravesar el cruce de Gran Vía. En la Puerta de Alcalá confluyen los que giran a Alfonso XII, los que siguen por Alcalá y los autobuses públicos que estacionan junto al Retiro.

Puntos sin protección > Las bicicletas quedan encajonadas entre coches cuando llegan a Islas Filipinas desde Bravo Murillo, en el giro de Alcalá a Velázquez, en la Avenida de Filipinas a la altura del túnel de Ríos Rosas o en la subida de Joaquín Costa hacia la Plaza de la República Argentina.

Recorridos mal diseñados > La señalización obliga a hacer cambios de trayectoria en la calle de Alcalá en función del trazado del carril bus-taxi. En Corazón de María con Alfonso XIII o el Paseo de la Castellana con el Paseo de la Habana, el espacio para bicis es, a la vez, exclusivo para realizar el giro a la derecha.

Puentes y túneles > El puente de madera sobre la Gran Vía de Hortaleza que conecta las mitades sur y norte del distrito se convierte en "una pista de patinaje con maceteros al final" cuando llueve. Este acceso es muy frecuentado por ciclistas que circulan hacia el parque de Valdebebas. Otro punto negro es el paso de la calle Embajadores bajo la A-4 en dirección a Vallecas: "Te metes por un túnel estrecho donde el carril bici se corta, no hay luz, parece el túnel del tiempo". El desvío alternativo al puente de la Peineta, que está inacabado, es calificado por los usuarios como "laberíntico y peligroso".

Aceras-bici (Serrano, O'Donnell) > "La mayoría de los cruces con semáforo se ponen en ámbar intermitente cuando el paso de peatones empieza a parpadear. Los coches lo toman como un 'si no hay nadie, allá voy'. Si, en ese momento, cruza una bici, tenemos accidente asegurando", se lamenta Miguel. Javier denuncia el estado de la acera-bici de Moncloa: tierra, agujeros, adoquines, las vías del antiguo tranvía...  El anillo del Parque de Aluche se ha convertido en "una autopista de carros de la compra o algo para patinar", aseguran los vecinos.

Carril bici Cibeles-Sol > "Tengo sustos todos los días. Los peatones quieren cruzar por cualquier lado, pero sólo miran al sentido de la calzada, aunque el carril permite ir en sentido inverso. A veces me han recriminado ir en dirección contraria, cuando circulaba correctamente", apunta un ciclista.

Vías rápidas > Ronda de Atocha, Paseo de Acacias, Alcalá, Orense, Castellana o Príncipe de Vergara. No se respeta la limitación de 30 kilómetros por hora.

Puntos de bloqueo > "Entre María de Molina y General Oráa hay tres carriles, con un semáforo para regular el giro a la izquierda. Cuando hay tráfico, los coches se te echan encima para evitar quedarse bloqueados", relata Juan. Agustín critica el ciclocarril de Nuevos Ministerios: "Para coger el desvío a Ríos Rosas se forma una aglomeración que tapona el paso y obliga a las bicis a ir al carril bus o a la acera".

Rejillas y asfaltado > Las rejillas metálicas de los aparcamientos subterráneos y del metro implican riesgo de caída en Islas Filipinas, Cea Bermúdez o Pirámides. "¿No podrían ponerlas de material antideslizante?", critica Óscar. Los baches y socavones existentes en la Puerta de Toledo, la Gran Vía, San Bernardo o López de Hoyos suponen una dificultad añadida.