Un maestro del Montseny es condenado a 30 años por abusar de seis alumnas menores

  • La Audiencia de Barcelona ha condenado a 30 años a un maestro de una escuela rural del Montseny por abusar de seis alumnas de entre cinco y ocho años.
  • Los hechos sucedieron entre 2011 y 2013 cuando estaban en clase o en el patio.
  • La sentencia asegura que la versión del acusado "ha quedado desmentida por el resto de pruebas practicadas" y tendrá que pagar 10.000 euros a cada menor.
Imagen de un mazo judicial.
Imagen de un mazo judicial.
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Imagen de un mazo judicial.

La Audiencia de Barcelona ha condenado a 30 años de prisión a un maestro de una escuela rural del Montseny por abusar sexualmente de seis alumnas de entre cinco y ocho años entre 2011 y 2013 cuando estaban en clase o en el patio.

La sentencia le condena a indemnizar a cada una de las niñas con 10.000 euros y considera a la Generalitat responsable civil subsidiaria ya que el acusado era un funcionario público de la Conselleria de Enseñanza.

El tribunal considera probado que el acusado Jordi A.C. realizó tocamientos en los genitales de las niñas en varias ocasiones cuando estaba con ellas en el aula o en el patio, y le atribuye seis delitos continuados de abusos sexuales.

En el juicio, el maestro negó haber realizado tocamientos y abusos, solo reconoció haber hablado con ellas de los términos con que designar los genitales, y alegó que una de las niñas, la que primero denunció, "tenía conductas inapropiadas quizás influida por la pareja de su madre y los vídeos a los que tenía acceso", y pudo haber influido en otras tres.

Dijo que no había tenido ningún contacto más allá del abrazo, menos en una ocasión en la que "le chupó la oreja" a una de ellas pero, según él, sin ningún significado sexual sino como un juego.

Sin embargo, la Sección Décima considera que "la versión del acusado ha quedado desmentida por el resto de pruebas practicadas", principalmente el testimonio de las víctimas, que se escuchó en el juicio a través de DVD grabados con sus declaraciones como prueba preconstituida —para que no tengan que estar presentes en el juicio junto al agresor—.

El tribunal da total credibilidad a la versión de las niñas por la verosimilitud de su testimonio, que califica de concreto y preciso, la ausencia de ninguna animadversión previa hacia el maestro y la persistencia en la incriminación: "Los relatos ofrecidos son creíbles y convincentes".

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