London Calling no es un disco de The Class, sino un reclamo de la City que recrea la atmósfera inglesa a partir de más de ochenta microrrelatos que "se leen como si fuera una novela", ha precisado el escritor leonés Juan Pedro Aparicio acerca de su último libro, editado por Páginas de Espuma.

"Cada uno los puede leer como quiera, pero el fabricante, que soy yo, recomienda hacerlo desde el principio porque un cuento incita al siguiente a través de temas y personajes que los van construyendo y enriqueciendo" a medida que se pasan las páginas, ha explicado Aparicio (León, 1941).

El título del libro, como probablemente hizo The Class con el de su tercer álbum, procede de la letanía o formulismo radiofónico con que la BBC abría sus emisiones durante la II Guerra Mundial, algo así como "Aquí Londres", para captar la atención de los oyentes como de forma análoga pretende ahora este autor.

La crisis, el amor y la guerra, la incomunicación, el arte "y los ángeles que sobrevuelan Londres" gravitan sobre estas narraciones extremadamente breves que fueron gestadas en Madrid pero concebidas en la capital de Reino Unido, donde Aparicio dirigió el Instituto Cervantes entre mayo de 2005 y septiembre de 2009.

Meditaba y anotaba los temas durante el paseo que a diario efectuaba entre Holland Park, donde residía, e Eaton Square, su lugar de trabajo a razón de "unas doce horas diarias" que no le permitían dedicarse en pleno a la literatura, a la que llegó con El origen del mono y otros relatos (1975) y que le ha procurado entorchados como el Nadal por Retratos de ambigú (1989).

La subespecie del microrrelato, un hijo pródigo del cuento y al que también se ha dedicado Aparicio con intensidad en los últimos años, no es una consecuencia de las nuevas tecnologías o de lectores que cada vez leen menos, "porque se lee mucho y parece que al peso según se puede ver en el metro".

En su caso, la elección obedece a su deseo de "inventarse a sí mismo" cada vez que afronta una escritura, porque de lo contrario se aburriría, ha reconocido quien también fue finalista del Premio Nacional de Literatura en 1987 por El año del francés.

Frente a esta fórmula, el best-seller se ha adueñado del mercado literario en los últimos años, en buena parte debido, según Aparicio, a que la mayoría de las editoriales de mayor prestigio "han ido claramente a las ventas, a hacer dinero, sólo miran la factura". "Han caído en esa tentación cuando en Estados Unidos ya están un poco de vuelta de ello".

El Quijote, ha matizado como excepción, no entra dentro de ese análisis a pesar de ser "un best-seller histórico" y, en el caso de España, un monumento que es "patrimonio nacional".