Daniel Blanco viaja a la Valencia de los años 50 en una novela sobre el deseo reprimido

El escritor Daniel Blanco (Moguer, Huelva) propone un viaje a la Valencia de los años 50, donde se celebró el peculiar Congreso Nacional de Moralidad en Playas y Piscinas, para construir 'Los pecados de verano' (Ediciones B), una novela que explora "la tentación y los deseos reprimidos".
Fragmento de la portada 'Los pecados de verano'
Fragmento de la portada 'Los pecados de verano'
DISEÑO JAVIER CARÓ/EDICIONES B
Fragmento de la portada 'Los pecados de verano'

El escritor Daniel Blanco (Moguer, Huelva) propone un viaje a la Valencia de los años 50, donde se celebró el peculiar Congreso Nacional de Moralidad en Playas y Piscinas, para construir 'Los pecados de verano' (Ediciones B), una novela que explora "la tentación y los deseos reprimidos".

El autor andaluz se lanza a la novela para adultos, tras trabajos de relato corto, teatro y novela juvenil avalados por varios premios, con una historia que mezcla realidad y ficción para tratar "uno de esos sentimientos que nos democratizan a todos, como es el deseo", explica Blanco en una entrevista concedida a Europa Press con motivo de la presentación de su obra en la capital del Turia.

El libro está ambientado en la primavera de 1951 y protagonizado por Consuelo, a la que todos llaman la Señora, que vive en un permanente estado de hastío hasta que todo cambia el día en que su marido es invitado a participar en el Primer Congreso Nacional de Moralidad en Playas y Piscinas, donde un grupo de elegidos intentará poner coto a las relajadas costumbres de los turistas, que han de tolerar para superar la bancarrota del país. Este viaje de toda la familia a Valencia les mostrará un nuevo paisaje de libertad.

El novelista ha señalado que siempre se ha sentido "fascinado" por la posguerra española, "pero no desde la perspectiva de los vencedores y los vencidos, que está muy machacada, sino desde el ámbito de lo íntimo de esa generación que ahora es anciana pero que entonces formaban jóvenes que intentaban ser felices".

El germen de 'Los pecados de verano' surge cuando Blanco conoce, leyendo, de la existencia de ese Congreso de Moralidad y "al día siguiente" coge AVE desde Sevilla a Valencia para documentarse. Se da cuenta, entonces, de que se trata de una historia que recrea un episodio antiguo y bastante desconocido pero también con "emociones muy actuales".

Lo referente al congreso y son conclusiones es rigurosamente cierto y está documentado, mientras que la trama que se desarrolla sobre ese telón de fondo es ficción, aunque dibuja unos personajes en cuyo "molde podrían verse identificados cualquiera de nuestros abuelos", afirma el escritor.

Bañarse en una playa mixta,

Pecado mortal

Blanco comenta que el humor que destila la lectura procede de la mirada de una persona del siglo XXI, porque en la novela todo se aborda "con la seriedad que exigía la época" y "sin juzgar a ningún personaje". "Hay que pensar —hace notar el autor— que era el momento en el que bañarse en una playa mixta era pecado mortal, estar fuera del agua sin albornoz podía acarrear una multa y los niños tenían prohibido dormir con las manos por debajo de las sábanas".

Era una España, continúa, en la que "uno de los grandes 'logros', entre comillas, de la dictadura fue conseguir meterse en las casas, gobernar hasta la alcoba y convertir a todos los españoles en policías".

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