El (doble) Día de la Victoria

Alfred Jodl, jefe del Estado Mayor del Alto Mando alemán, firma la primera rendición en Reims en la madrugada del 7 de mayo de 1945
Alfred Jodl, jefe del Estado Mayor del Alto Mando alemán, firma la primera rendición en Reims en la madrugada del 7 de mayo de 1945
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Alfred Jodl, jefe del Estado Mayor del Alto Mando alemán, firma la primera rendición en Reims en la madrugada del 7 de mayo de 1945

En mayo de 1945, Alemania se rindió a los aliados, poniendo fin, en el escenario europeo, a la que se conoce como II Guerra Mundial –en Europa Occidental y América– y Gran Guerra Patria –en Rusia–. Este mes de mayo de 2015 se ha cumplido, pues, el septuagésimo aniversario de ese momento trascendental.

EE UU, Francia, el Reino Unido y otros países del oeste de Europa lo celebran el día 7 de mayo. La Rusia de hoy (y antes la Unión Soviética), lo hace el 9 de mayo. ¿Por qué esa duplicidad de fechas? Pues porque las diferencias políticas entre los cuatro países que formaban la base de la alianza antinazi obligaron a Alemania a rendirse dos veces a los aliados.

La primera rendición tuvo lugar a las 2.41 de la madrugada del 7 de mayo de 1945 (o sea, en realidad, el día 8), en el Cuartel General Supremo de la Fuerza Expedicionaria Aliada en Reims, Francia. El jefe del Estado Mayor del Alto Mando alemán, general Alfred Jodl, firmó ante  franceses, británicos y estadounidenses el acta de rendición incondicional para todas las fuerzas alemanas. No estaban los soviéticos.

El documento afirmaba que las «operaciones activas» cesarían a las 23.01 horas, hora de Europa Central, el 8 de mayo de 1945. De estas palabras se infería tácitamente que se ponía fin a toda resistencia alemana. Esta es la fecha que se conmemora en Occidente.

Pero a  Stalin no le pareció precisa esta rendición. Consideró que debía haber estado presente también el enviado del Comando Supremo de la URSS, y que debía haber sido firmada en Berlín, la capital del Reich. Y que, es cierto, existía cierta confusión respecto a qué tropas alemanas debían obedecer la orden de deponer las armas (se hablaba de Europa Central, lo que no incluía territorios soviéticos en el Este). Stalin insistió en que la firma de Reims fuera considerada un acto ‘preliminar’ de la verdadera rendición incondicional, que se celebraría en Berlín al día siguiente.

Otro Día de la Victoria

Rápidamente se organizó otra ceremonia. En una mansión que aún existe a las afueras de Berlín, en la madrugada del día 8 –cuando ya era 9 de mayo en Moscú por la diferencia de horarios– el mariscal de campo del Ejército alemán Wilhelm Keitel presentó la capitulación incondicional de la Wehrmacht al mariscal ruso Georgy Zhukov. Y esta es la fecha que conmemora la victoria soviética en la guerra, el 9 de mayo, en la que, desde 1945, se celebra el Desfile de la Victoria.

Aún hay otro Día de la Victoria relacionado con este enorme conflicto bélico. Se conoce en occidente como V-J y recuerda la rendición de Japón ante el icónico general estadounidense Douglas MacArthur. Curiosamente, se conmemora el 15 de agosto en el Reino Unido y el 2 de septiembre en EE UU.

Varias fechas celebran, pues, el Día de la Victoria y quieren recordar –para que no caiga en el olvido o la tergiversación– el sacrificio humano, económico y espiritual de todas las naciones que se opusieron con convicción al terror y la locura nazi.

Entre esas naciones, no conviene olvidarlo, destaca el inmenso esfuerzo que el pueblo ruso –soviético, entonces– debió realizar para derrotar al dictador alemán: 27 millones de sus ciudadanos, de toda condición, género, raza y edad, perdieron la vida en esa Gran Guerra Patria, como ellos la conocen. Una cifra de bajas jamás sufrida por ninguna otra nación en ninguna otra guerra en la historia del mundo. Eso es lo que se ha conmemorado el pasado 9 de mayo con el Desfile de la Victoria en Moscú.

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