Puesta a punto: Consigue una mejor silueta sin complejos

Se acerca el buen tiempo y a todos nos gusta lucir una bonita figura.
Se acerca el buen tiempo y a todos nos gusta lucir una bonita figura.
GTRES
Se acerca el buen tiempo y a todos nos gusta lucir una bonita figura.

El calorcillo se acerca y la tripilla asoma bajo la camiseta. Una inexplicable acumulación de materia blandita que se precipita al vacío de forma inquietante. Y con ella, aflora también la culpabilidad por atacar esa tarrina de helado de nueces de macadamia, mitigar la sed a golpe de cervezas o darte un homenaje –o más bien un atracón salvaje– de chocolate en todas sus versiones. Llegados a este punto, lo mejor es no agobiarse y diseñar un plan de ataque que ponga remedio al asunto antes de que este se nos vaya más de las manos.

Nada de quedarse en ayunas. Un método radical de última hora con el que esperamos perder lo que nos sobra. Una aberración que desaconsejan los nutricionistas. Si te saltas las comidas, al final, acabarás con un hambre voraz y arrasando con todo lo que se te ponga por delante. Conseguirás el efecto contrario a lo que estabas buscando.

La ley del cinco. Es el número de veces que debes comer a lo largo de todo el día. Así, evitas los picoteos entre horas de alimentos poco saludables –pero muy tentadores– tales como una bolsa de patatas fritas, unas chocolatinas, un sándwich empaquetado... No te dejes engañar por su reducido tamaño: estas orgías gastronómicas son auténticas bombas calóricas.

Una alimentación equilibrada. Comer sano no tiene por qué ser un castigo, pero sí que hay que evitar aquello que no tiene valor nutricional. El doctor Pineda, del centro Hedonai, señala que hay que incrementar el consumo de frutas ligeras (sandía, melón, piña...); verduras y hortalizas; pescado y ensaladas. Si decides empezar una dieta, lo mejor es que recurras a un especialista: cada persona tiene su constitución y metabolismo. Lo que te viene bien a ti, no necesariamente tiene que funcionarle a otra persona.

Sin prisas. Una buena práctica para intentar comer despacio es esperar entre platos. Te sacias antes y evitas comer en exceso. Ten en cuenta que la mayoría de las personas consume más alimentos de los que necesita el cuerpo.

Cena ‘light’. Ya se sabe que de ‘grandes cenas están las tumbas llenas’. No vamos a morir entregados a la gula como en la película Le grande bouffe (1973), de Marco Ferreri, pero un abuso constante de calorías por la noche supone rendirle cuentas a la báscula. De hecho, un estudio de la Universidad de Oregón asegura que cenar alimentos con un alto contenido calórico puede generar obesidad.

Ojo con las bebidas. Solemos prestar atención a lo que comemos y nos olvidamos de que las bebidas son una importante fuente de calorías. Modera el consumo de zumos de frutas, refrescos, alcohol, etc. Y sí, un mojito de vez en cuando tampoco mata a nadie.

El deporte, fundamental. Una alimentación sana va acompañada de un plan de actividades de ejercicio físico. Si hace tiempo que no practicas deporte tampoco vayas a excederte, que no te estás entrenando para competir en un Ironman. Lo mejor para bajar de peso son el cardio y la resistencia, porque con ellos se quema la grasa y tonifica el músculo.

Dos litros de agua al día. Beber agua es muy importante para nuestro organismo. No solo porque ayudas a hidratar la piel desde el interior, sino porque además eliminas toxinas a través de la orina.

¿Habrá encogido el bikini?

Es la pregunta que nos hacemos al ponernos la ropa de baño y ver que lo que antes eran 3 kilos que sobraban ahora son 10. Para conseguir resultados en menos tiempo –recordemos que los milagros no existen–, hay que combinar los productos de belleza con tratamientos que usen aparatología.

Muchas clínicas y centros estéticos ofrecen planes combinados que se ajustan a las necesidades específicas de cada persona. Acude siempre a sitios de confianza con personal cualificado.

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