Fiscalía de Valladolid solicita 19 años al verdugo del exferretero de la calle San Luis por asesinato

Le aplica la atenuante de anomalía psíquica y la agravante de parentesco
Forenses trasladan el cuerpo de la víctima.
Forenses trasladan el cuerpo de la víctima.
EUROPA PRESS
Forenses trasladan el cuerpo de la víctima.

Fiscalía de Valladolid solicita una condena de 19 años por delito de asesinato para Jesús Guillermo M.M, acusado de acuchillar y quemar vivo en junio de 2014 a su exnovio, el ferretero jubilado cuyo cadáver fue hallado en su domicilio de la calle San Luis.

En su escrito de conclusiones provisionales, la acusación pública aplica al procesado la atenuante de anomalía psíquica y la agravante de parentesco, tras constatar que éste y la víctima fueron pareja, convivieron juntos y llegaron a inscribir su unión el día 9 de octubre de 2003 en el Registro Municipal de Uniones Civiles del Ayuntamiento de la capital, según informaron a Europa Press fuentes jurídicas.

En concepto de responsabilidad civil, el fiscal interesa el pago de 50.000 euros para cada uno de los dos hermanos de la víctima por daños morales, así como de otros 22.803 euros por los desperfectos causados en el domicilio del fallecido tras el incendio y 1.260 euros más, por idéntico concepto, en favor de la Comunidad de Propietarios de la calle San Luis.

La petición de condena de la acusación pública es sustancialmente inferior a la ya anunciada por la acusación particular, en representación de un hermano de la víctima, que se eleva a un total de 37,5 años debido a que incluye el delito de incendio y contempla hasta cuatro circunstancias agravantes: alevosía, abuso de superioridad, aumento deliberado e inhumano del sufrimiento de la víctima y parentesco.

En cambio, no aplica al acusado, Jesús Guillermo M.M, de 54 años, atenuante o eximente alguna, y ello a pesar del informe forense que le considera semiimputable y que entiende que el día de autos actuó plenamente consciente de sus actos pero con sus facultades volitivas ligeramente disminuidas como consecuencia del trastorno adaptativo mixto crónico que padece y que le ha llevado a protagonizar dos intentos de suicidio.

En concepto de responsabilidad civil, pide que el procesado abone a los herederos del asesinado un total de 272.047 euros, de ellos 250.000 por la muerte de Daniel G.R. y otros 22.047 euros por los daños causados en la vivienda del fallecido, mientras que la Comunidad de Propietarios de la calle San Luis 18, personada en la causa como actor civil, pide que el presunto autor del crimen la indemnice con 8.654 euros por los desperfectos que el incendio ocasionó al edificio.

Las dos acusaciones consideran probado que procesado y víctima, Daniel G.R, de 64 años, tuvieron una relación de pareja de año y medio, si bien en los últimos años tan sólo mantenían una amistad y, por ello, se veían de vez en cuando y se llamaban por teléfono, hasta que en enero o febrero de 2014 se produjo un importante distanciamiento.

Sobre el día de autos, el 30 de junio del pasado año, el acusado ha reconocido expresamente que sobre las 08.30 horas salió ya de su casa con dos cuchillos pensando "le voy a acuchillar", en alusión a su expareja. De camino, compró una garrafa con disolvente en una tienda cercana y, tras meterla en la mochila que portaba, se dirigió a la casa de su expareja, un 3ºC sito en el número 18 de la calle San Luis.

Muerte "muy dolorosa"

Una vez en el domicilio, la agresión culminó en el baño, donde después de acuchillar a Daniel con ambos cuchillos hasta en doce ocasiones, sin que las mismas fueran mortales, le arrinconó en la bañera y le dio fuego a su cuerpo aún vivo con disolvente y alcohol de 96º que prendió con cerillas, para acto seguido arrojar encima otros materiales de distinta índole.

Daniel G.R. falleció absolutamente indefenso entre llamas a consecuencia de la inhalación de gases tóxicos proveniente del incendio causado por Jesús Guillermo M.M. y a consecuencia de las quemaduras térmicas de su cuerpo, que quedó carbonizado, lo que a juicio de las acusaciones le produjo una "muerte lenta y muy dolorosa" debido a que fue "quemado vivo".

A resultas del siniestro, el procesado se vio obligado a salir rápidamente del baño por efecto de la combustión, que le provocó quemaduras graves e intoxicación por humo que le afectaron a la tráquea y mantuvieron hospitalizado en el Río Hortega.

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