La sonrisa de Mona Lisa y otros 'enigmas' sin resolver en algunas grandes obras

  • Las dudas sobre quién fue la modelo de 'La Gioconda' podrían resolverse si la investigación que se ha abierto llega a buen fin.
  • Otros cuadros plantean también preguntas que siguen sin respuesta, como 'Las Meninas', 'El grito' o 'Las Majas'.
  • ¿Quiénes fueron los modelos, cuál pudo ser la intención de algunos gestos..?
'La Gioconda', de Leonardo Da Vinci.
'La Gioconda', de Leonardo Da Vinci.
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'La Gioconda', de Leonardo Da Vinci.

Pocos cuadros escapan a la zona del secreto, el enigma, la duda. Algunas cuestiones quedan resueltas, otras se olvidan y luego están las que generan debates eternos. Una de ellas tiene que ver con una de las obras más populares y también polémicas de la historia: La Mona Lisa, y de ella se han reactivado las preguntas a raíz del  hallazgo de los restos de quien se supone que fue la modelo del retrato: Lisa Gherardini.

La modelo, si es que los restos son de ella y ella fue la modelo, falleció el 15 de julio de 1542 a los 63 años y fue enterrada en Santa Úrsula. De momento parece que coincide, pero la investigación sigue abierta, ya que sin las muestras genéticas del esposo e hijos la duda sigue en pie: ¿son de Gherardini los restos?

Silvano Vinceti (presidente del Comité Nacional para la Valorización de los Bienes Culturales de Italia) defiende que sería posible averiguarlo sin comparar el ADN.

En caso de que quedara respondida la pregunta, se procedería a reconstruir el color de sus ojos, su pelo y su piel, y entonces habría que compararla con el retrato al que el artista dedicó cuatro años: de 1500 a 1504. Porque queda otra duda: ¿fue realmente Lisa Gherardini la modelo o, como sostienen algunos expertos italianos podría ser el amante de Leonardo Da Vinci, Gian Giacomo Caprotti, 'Il Salai'?

No cesan ahí las preguntas: ¿sonríe de verdad La Gioconda o se está burlando?, ¿qué quiere mostrar Da Vinci con el gesto de la retratada? Pero estas respuestas difícilmente llegarán por un camino científico.

De 'Meninas', 'Majas' y algún caballero mano en pecho...

'Las Meninas' (Velázquez, 1566). Una de las preguntas que más viva se ha mantenido (hoy siguen las interrogaciones abiertas) por la 'curiosa' distribución de la escena es si Velázquez (retratado frente a un lienzo pincel en mano) está pintando en Las Meninas la escena reflejada en un espejo o está retratando a los reyes. ¿Pintaba Velázquez al rey Felipe IV y a su esposa y por ello los monarcas se reflejan en el espejo? ¿Está pintando a Margarita de Austria y sus 'acompañantes' mientras sus padres, los reyes, observan la escena? ¿Velázquez está retratando a los que observan su cuadro?

Pues bien, el hispanista Jonathan Brown zanja así la cuestión: "Mi hipótesis se basa en la idea de que Las meninas es meramente producto de la imaginación del pintor. Los hechos se convierten en ficción. Las meninas es la forma que tiene el artista de decir: "Gracias, majestad". Para Brown no hay duda de que es una interpretación que hizo el artista con el fin de crear el mejor cuadro que el rey hubiera visto.

Tantas han dio las vueltas y las miradas y las interpretaciones que hasta el Síndrome de la Fatiga de Las Meninas (SFLM) han llegado no pocos investigadores, o así lo dice Brown.   "Y parte de la culpa la tiene Michel Foucault, cuyas reflexiones sobre Las meninas hicieron que muchos autores se apuntaran a la caza de esa presa".

Y hay más, misterios de otra índole aparte, ¿era el ayo Diego Ruiz Azcona el hombre que aparece en segundo lugar, el más desdibujado de todos, como se preguntan algunos expertos?

El grito (Munch, 1893). ¿Qué representa este cuadro? ¿Qué hace la figura: está gritando o está refugiándose de un aterrador grito y por eso se tapa los oídos?

La obra maestra, El grito, de Edvard Munch, de la que hizo cuatro versiones, ha tenido unas cuantas interpretaciones. Algunas apuntan a lo biográfico del asunto: el pintor era hijo de un padre muy severo que marcó su infancia con unas radicales ideas religiosas. La muerte de su madre y la de una hermana cuando Munch tenía 15 años acaban de cerrar la 'marca' psicológica.

No obstante, Munch explica qué inspiró este cuadro en un diario escrito en 1892: "Paseaba por un sendero con dos amigos – el sol se puso – de repente el cielo se tiñó de rojo sangre, me detuve y me apoyé en una valla muerto de cansancio – sangre y lenguas de fuego acechaban sobre el azul oscuro del fiordo y de la ciudad – mis amigos continuaron y yo me quedé quieto, temblando de ansiedad, sentí un grito infinito que atravesaba la naturaleza".

Los expertos indican que el sitio por Munch citado es un mirador en el que se produjeron muchos suicidios y en el que se oían los chillidos de un matadero, además de los gritos de los pacientes de un manicomio.

Hans-Martin Frydenberg Flaaten, que hizo su tesis sobre El grito cree que en buena medida el misterio sobre si grita o si se protege era parte de lo que Munch pretendía. Este experto cree que se trata de un grito en la naturaleza y que la figura personifica el grito. Gunnar Soerensen, director del Museo Munch en Oslo, no lo tiene tan claro: "Podría ser un grito en la naturaleza o una persona que grita".

'El caballero de la mano en el pecho' (El Greco, 1578-1580). ¿Quién era el retratado?, ¿podría ser Juan de Silva, alcalde del Alcázar de Toledo, donde vivió El Greco? ¿O era Cervantes y por eso esconde su mano inútil tras la batalla de Lepanto? ¿Incluso se podría hablar de un autorretrato? Por la fecha y por la mano que no se pinta bien podría tratarse de Cervantes, pero no hay respuesta definitiva.

Otra cuestión tiene que ver con el gesto de la mano sobre el pecho del retratado: ¿arrepentimiento, o juramento? "El gesto de llevarse la mano derecha al lado izquierdo del pecho -al corazón- indica no solo pío respeto, sino también una declaración de intenciones que ha de ser mantenida como cuestión de honor. La inclusión de la espada proclama el compromiso de este caballero. La espada desenvainada significaba prestar juramento o hacer voto solemne de combatir para defender la palabra de Dios", explica el especialista David Davies.

'Las Majas' (Goya, 1790-1805). Por 'majas' se entendía en el siglo XVIII mujeres de baja clase social madrileña y de laxas costumbres.  Pero estas pinturas de Goya figuraban con otro nombre een el inventario de su primer dueño, Godoy (las compró tras la muerte de la Duquesa de Alba): Gitanas.

La pregunta es una vez más por la identidad de la modelo: ¿quién es la mujer retratada?,¿la entonces Duquesa de Alba? ¿O era, como apuntan otros, Pepita Tudó, amante de Godoy y después su esposa? Es esta última hipótesis la que más defensores tiene, pero no hay respuesta clara. El rostro no ayuda a esclarecer el asunto, ya que el rostro no corresponde al de las Majas, son unas caras estereotipadas, algo que ya realizaba Goya en los cartones para tapiz. El objetivo: evitar el reconocimiento de la modelo. Pese a los cuidados Goya acabó compareciendo ante la Inquisición a causa de las supuestamente "lascivas" pinturas.

'La joven de la perla' (Vermeer, 1665). Esta obra de Johannes Vermeer  ha dado tema hasta para una película, de igual título. El misterio es, cómo no, ¿quién era la muchacha del retrato?

Unos sostienen que es María, la hija mayor de Vermeer, nacida en 1654 y por tanto de la misma edad que la retratada. Otros aseguran que es la hija del comisario principal de Vermeer. Y aún existe espacio para otra interpretación, y la que más fuerza ha tenido: la de Chevalier en 1999 con su novela La joven de la perla, llevada al cine en 2003, la cual señala que se trata de Griet, la sirvienta del artista.

'La última cena' (Da Vinci 1494-1498). La pregunta en esta ocasión se dirige hacia el propio pintor: ¿se retrató a sí mismo en el segundo personaje que se ve si empezamos desde la izquierda?

El especialista Ross King defiende su creencia (no habla de certezas) en que Leonardo se autorretrató en la citada figura, que es la del apóstol Santo Tomás. Su hipótesis se apoya en un poema de Gaspare Visconti, en el que se burla de un artista que se autorretrata en sus cuadros. "Visconti y Da Vinci eran amigos, se conocían bastante bien. Y la broma solo tenía sentido y podía ser comprendida si se refería a un pintor muy conocido", cuenta King.

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