Los catedráticos se niegan a ser espías. Ésa es, al menos, la manera que tiene de ver un plan reciente del Gobierno el mayor sindicato de profesores universitarios del Reino Unido
Según informa la BBC, el Gobierno pidió a los docentes que observaran e informaran de cualquier comportamiento sospechoso, sobre todo los que tuviesen relación con el extremismo islámico.
Sin embargo, se ha topado con el University and College Union, el principal sindicato del profesorado, que considera que hacerlo significaría espiar a los sospechosos.
Los académicos ven con preocupación el control con el que el Gobierno quiere cercar a la universidad por su amenaza para las libertades civiles, y afirman que seguirán informando de actividades ilegales.
Lo que no harán es participar en una caza de brujas, según la cadena británica.
"Las universidades son entornos en los que se cuestionan las ideas establecidas y se debaten otras nuevas", afirmó Steve Warton, el presidente del colectivo.
"Se debaten y se analizan. Nosotros nos dedicamos al debate, no a la autocensura, y de ninguna manera vamos a trabajar como si formáramos parte de una Stasi académica del siglo XXI".
La medida no fue acogida por todos los profesores de la misma manera y algunos profesores se han mostrado a favor.
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