"Me encantan las palabras inventadas", dice Lamari cuando le preguntamos por el término que da nombre al disco libro dirigido por Sole Giménez, Avanzadoras, en el que Lamari interpreta La carta, de Violeta Parra. "Para mí ha sido un orgullo y una alegría estar en este proyecto, no me ha dado ningún vértigo". Leonor Watling, que canta A Natural Woman, interviene en ese momento: "Vértigo me daría que me mandaran ahora a Burkina Faso a poner vacunas".

No lo dice en vano: Mariam Mana es una de las doce Avanzadoras que protagonizan este libro, una realidad hoy gracias a Oxfam Intermón. Esta mujer, que asiste a la presentación en Madrid del disco-libro como la mayoría de las mujeres a las que se rinde tributo, trabajaba procesando arroz sola en su casa. A veces no podía ni llevar a sus hijos a la escuela. En la actualidad es presidenta de la Unión de Cooperativas de Mujeres Vaporizadoras de Arroz de Bagré, y consigue ingresos y autonomía para 500 mujeres. El arroz ha vuelto a cubrir el 40% de la demanda nacional de Burkina Faso.

Como Mariam hay otras once 'avanzadoras' que tienen su espacio en este tributo (que cuenta con el apoyo de 12 Meses de Mediaset España a través de su campaña Doy la cara), mujeres de diferentes lugares de Latinoamérica que luchan contra datos como: las mujeres son el 70% de las personas pobres del planeta, faltan 75 años para la paridad salarial, el 65% de las personas analfabetas del mundo son mujeres, la violencia es la principal causa de muerte entre las mujeres de entre 15 y 44 años (delante del cáncer o la malaria).

Mujeres Avanzadoras o, como define Watling, "empoderadas", o en palabras de María de Medeiros, que está sentada entre Leonor y Lamari: "La avanzadora empieza por una toma de consciencia, darse cuenta de cuál es la situación que es muy injusta para las mujeres, ellas siguen siendo las primeras víctimas de los conflictos armados, de los desequilibrios económicos. Avanzar ya es darse cuenta de esto, no taparse los ojos y a partir de ahí, luchar".

La mujer es la principal víctima y es también la que salva, la que ha demostrado que en los peores tiempos salía y sale adelante: "Se dieron cuenta en Intermón que si el dinero lo tenía el hombre no se salvaba la comunidad, pero la mujer invertía en la casa, mandaba a los niños al colegio. La sociedad avanza cuando la mujer tiene el poder". Dicho esto, Watling rompe una lanza en favor de ellos: "Me resisto a creer que el hombre sea el enemigo, y que se avanza mucho más si se va juntos. Pero la realidad es que la mayoría de los hombres son el enemigo".

Medeiros no se queda atrás, aporta su parte de 'salvamento': "Ellos también son víctimas de los esteriotipos". Y apostilla Watling: "Si ni se atreven, y quieren, a pedir la jornada reducida". Lamari intercede: "La historia es la enemiga, ha sido muy injusta con las mujeres. Hay muchos hombres que apoyan".

Ejemplos de activismo tan potentes los que se muestran esta obra que hace imposible a las cantantes que han dado su voz y su entusiasmo al disco homenaje quedarse con una sola. Mujeres como Charifa Beja, que tras ser despedida al pedir ayuda para llevar a su prima al hospital por un accidente laboral, empezó a pelear y con tal empeño y resultados que hoy preside la Asociación de Mujeres Lideresas de los Frutos Rojos en Tánger.

En el terreno personal ya sí se ven capaces de elegir. "Yo me quedo con las mujeres de mi familia", dice Watling , "mujeres que estudiaron una carrera de ciencias cuando lo que se les decía era y ¿por qué no haces mejor Magisterio o Literatura que es más femenino? Incluso hubo una mujer de mi familia que no se casó porque él puso como condición que dejara el trabajo".

Lamari recuerda a su abuela Trini pero se reserva el porqué: "Es algo muy íntimo, pero ella es fue una avanzadora". María de Medeiros nombra a sus abuelas: "Eran mujeres tan libres, y eso se transmite, y hace muchos años de aquello".

Parece que hace mucho, pero la evolución sigue siendo demasiado desigual y demasiado lenta. "Tan heroína es la mujer de Madrid que se va de su casa porque es maltratada como la que crea una cooperativa. No hay que entrar en el agravio comparativo", defiende Watling. "Son desgracias las dos cosas. Y es una desgracia que la mujer siga cobrando menos, y aún más: la presencia en puestos de poder de la mujer es de un 14%. Más allá de lo económico está la presencia de la mujer".

¿Y el liderazgo femenino? "Pues eso implica la igualdad y que puedes ser igual de hijo de puta que un hombre. Ser mujer no quiere decir que vayas a ser buena jefa". Medeiros matiza: "Un liderazgo más humano, más respetuoso, ni más masculino ni más femenino, eso es lo que hace falta. Por eso hay que decir que la lucha no es contra los hombres. Contra el racismo estamos todos y contra el sexismo también tenemos que estar todos. Los hombres tienen que ser feministas".

Un feminismo que ayude entre otras muchas cosas a que no haga falta casi un siglo para que los sueldos sean similares.  "Es muy desesperanzador", protesta Medeiros, que defiende la necesidad de estar muy alertas porque aunque en la historia hay evoluciones claras también ha habido retrocesos: "Mira las mujeres con velo... El mayor retroceso es ése, lo que está pasando con el estado islámico. Mujeres vendidas como ganado, niñas usadas para llevar bombas: ¿hay mayor retroceso que ése?

"La ablación", dice Lamari, "y que lo hacen en Londres y una mujer, es que es algo que no me entra en la cabeza".

"Vengo de Colombia y soy una avanzadora" son las primeras palabras que dice Eugenia a 20minutos, una de las mujeres con una de las más duras historias y a su vez una de la más esperanzadoras. En su país, cada día, 245 mujeres son víctimas de algún tipo de violencia.

María Eugenia tuvo que marcharse de su hogar en 2004 por el conflicto armado. Lejos de conformarse comenzó a liderar el movimiento Mujer, sigue mis pasos. Desde esta organización se han promovido leyes y propuestas para la denuncia de la violencia sexual.

"Cuando vi el disco libro fue una emoción: al ver mi historia, que es la realidad de lo que hemos vivido, pero también de cómo trasformar el dolor en esperanza para otras mujeres, me emocioné", cuenta esta heroína. "También me emociona ver a las artistas y escritoras y a los medios apoyando y ayudando para que muchas mujeres sepan que somos capaces de avanzar pese a todo".

Habla de muchas mujeres y también de ella: "Muchas han tenido que callar como yo tuve que callar, y guardarlo durante tanto tiempo ha causado mucho dolor. Hoy por haber podido hablar me siento libre. Cuando lo hablamos mostramos la realidad de la violencia sexual pero también el mensaje de: no puede volver a ocurrirle a una mujer. En Colombia hasta hay un magistrado que ha ido con nosotros a las Cortes. Vamos ganando a los hombres y esto es importante, porque aunque nosotras lo hablemos, la responsabilidad es de ellos también. Y cuando escuchan esto seguro que se sienten cercanos".

Además de no callar, quiere que las mujeres dejen de sentir culpa cuando son víctimas: "Que sienta vergüenza y culpa el que lo hizo. Porque es terrible que sea la víctima la que siente que no tiene derecho a la justicia y que es culpable. La violencia sexual es donde mayor impunidad hay. Esto tiene que traspasar las fronteras, que no se quede en los regiones donde trabajamos, que toda la sociedad se movilice a favor de nuestra lucha. Que sepan que tiene consecuencias."