Las clínicas de Albuquerque están acostumbrados a recibir quejas de sus pacientes, a las listas de espera o a la letra ilegible de los médicos, pero hace unos días se vieron sorprendidos ante la visita de un paciente poco habitual: un osezno de unos dos o tres años que decidió por su cuenta pasar consulta aunque "no tenía cita", como reconoció Todd Sandman, el relaciones públicas del centro.
La cría de oso, que pesaba unos 57 kilos y lucía pelaje negro, deambulaba por el laboratorio de gastroenterología, algo desorientado, según publicaba Univisión.
Todo indica que se hallaba hambriento después de haber hibernado durante el invierno y que entró en el centro algo más tarde de las siete de la mañana, por una puerta automática que da al laboratorio.
"Sólo había un puñado de personas allí, antes de que abriera y fuera la hora de citas. Creo que había una enfermera, una recepcionista, un paciente y su pareja" añadió Sandman.
Todos fueron evacuados sin ningún problema, dado que el oso, aparentemente, estaba bastante calmado y se limitó a ir de aquí para allá, primero a una de las habitaciones y posteriormente al baño.
Sedado y trasladado
La policía se desplazó hasta la clínica y disparó un dardo tranquilizante al osezno, que le sedó en algo más de un minuto.
Lo trasladaron a las montañas de Manzano, 32 kilómetros al sur de Albuquerque, no sin antes ponerle un rastreador en la oreja "para que le reconozcamos si vuelve", como afirmaban fuentes gubernamentales.
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