James Rieck, pinturas inspiradas en antiguos catálogos de moda

  • El artista estadounidense explora con su "realismo comercial" la estética publicitaria de los años sesenta y setenta.
  • Aunque evoca el pasado, huye de la idealización e interrumpe la nostalgia con "cortes bruscos, color sobreamplificado e hiperdefinición".
  • En el encuadre de sus obras elimina los rostros de las modelos, explorando así la falta de identidad y la transformación del ser humano en producto.
'Colores a tu elección', una de las obras recientes del pintor estadounidense
'Colores a tu elección', una de las obras recientes del pintor estadounidense
James Rieck
'Colores a tu elección', una de las obras recientes del pintor estadounidense

Sonrisas fingidas, posturas que prentenden ser espontáneas, mujeres sin rostro para que nada desvíe la atención del modelo que llevan puesto... Lo primero que capta la atención de los óleos del estadounidense James Rieck (Pittsburgh - Pensilvania, 1965) es el extraño encuadre por el que opta el artista, eliminando cabezas sin piedad. "Lo que uno no pinta es tan importante como lo que pinta", contesta cuando se le pregunta por la eliminación sistemática de las caras.

Descrito como "realismo comercial", su trabajo explota la estética publicitaria. El pintor usa como fuente catálogos de ropa de los años sesenta y setenta, pero no pretende apelar al encanto supuestamente naíf de aquellas décadas. "Lo que al principio parece nostalgia queda interrumpido por cortes bruscos, color sobreamplificado e hiperdefinición".

Su interés por el lenguaje antinatural de la publicidad comenzó cuando era universitario y escogió "limitar" su inspiración a un catálogo de 1965 de los almacenes estadounidenses Sears para ponerse a prueba, una pura "decisión formal" que nada tenía que ver con una evocación romántica del pasado.

"Un paisaje subliminal"

Pero el verdadero contacto con los anuncios lo tuvo en los años noventa, trabajando en equipo como "pintor comercial de murales" para hoteles, restaurantes y residencias privadas. "Hacíamos murales de gran tamaño sobre lienzo y los instalábamos en los lugares. (...) Aprendí a pintar con otros la misma pintura, eso nos obligaba a dar nuestro brazo a torcer, suavizar nuestro estilo propio por el bien de la obra".

El ejercicio de pintar como todo el mundo y a la vez como nadie en concreto lo ayudó a ganar destreza técnica y a crear imágenes asépticas que al mismo tiempo obedecen a un estilo personal. Pronto Rieck se dio cuenta de que las escenas de estilo publicitario que realizaba "empezaban a revelarse a sí mismas" cuanto más trabajaba en ellas, creando un "paisaje subliminal de ideas".

"Me gusta centrarme en los anuncios de ropa porque ponen de relieve más que nada que en realidad estamos todos desnudos, somos vulnerables y nos escondemos", dice subrayando que la ausencia de rostros representa una falta de indentidad, la transformación del ser humano en un producto. Lo que parece a primera vista la imagen inocua y vacía de un folleto se vuelve un testimonio "cargado de connotaciones sociales y culturales". La supuesta candidez que se representa es sólo una alusión a la inocencia.

'Libertad con estilo'

De sus trabajos más recientes, escoge Freedom with Flair (Libertad con estilo), un cuadro con dos mujeres, una blanca y otra negra, la una junto a la otra, de las que sólo se ve desde la cintura hasta la nariz. "Es un encuadre nuevo para mí. Había flirteado con incluir barbillas y labios, pero nunca una nariz".

También es una de las primeras obras que presentan a dos modelos con "diferentes tonos de piel", una manera de añadir "nuevas capas de contenido" a la ecuación, situando a dos prototipos de mujer en una época de "muchos cambios raciales y sociales en los Estados Unidos".

Con un lenguaje corporal nada casual, el autor construye una imagen en apariencia positiva, con dos amigas mirando en la misma dirección y al mismo tiempo —con detalles como la posición de una mano o de la boca— establece barreras sociales "que todavía existen hoy".

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