El Giro más italiano que nunca

  • Los italianos Damiano Cunego, Paolo Savoldelli y Gilberto Simoni, los grandes favoritos.
  • Iban Mayo, principal referencia de una representación española que buscará etapas.
  • Las Tre Cime di Lavaredo y el Zoncolan, metas de las etapas 15 y 17, los grandes finales en alto.
  • El sábado, el gran estreno de la edición de 2007 con una contrarreloj.
Así son las pendientes del Zoncolan, el puerto más duro de esta edición del Giro de Italia.
Así son las pendientes del Zoncolan, el puerto más duro de esta edición del Giro de Italia.
Muscle/APM
Así son las pendientes del Zoncolan, el puerto más duro de esta edición del Giro de Italia.

Con medio universo ciclista pendiente aún de Ivan Basso y la investigación de sus «tentativas» de dopaje en España con el doctor Eufemiano Fuentes, mañana arranca en la isla de Cerdeña la 90ª edición del Giro de Italia, la primera de las tres grandes rondas por etapas.

Sin equipo –tras abandonar voluntariamente el Discovery Channel- y muy cuestionado, Basso, vigente ganador de la carrera italiana, no podrá defender su título en los 3.486 kilómetros por etapas que separan Caprera de Milán.

Un trazado muy exigente, aunque con la montaña peor repartida que en la edición de 2006, que tiene tres cronos –entre ellas la inicial, por equipos, sobre 25,6 kilómetros– y mantiene llegadas en algunas de las montañas más duras del mundo ciclista, como las míticas Tre Cime di Lavaredo (etapa 15) o el terrible Zoncolan (etapa 17).

Contradicciones

Mientras Basso y Scarponi ya declaran ante la Fiscalía del Comité Olímpico Italiano (CONI), la afición aguarda las terribles rampas de un durísimo Zoncolan.

Pese a la baja de Ivan Basso, la carrera sigue siendo cosa de los italianos para la general. Tres hombres que ya han vencido en el Giro como Damiano Cunego (Lampre), Gilberto Simoni (Saunier Duval) y Paolo Savoldelli (Astaná) son los favoritos al triunfo final, sin olvidar a Danilo di Luca (Liquigas), el ucraniano Yaroslav Popovych (Discovery Channel), la progresión de Riccardo Ricco (Saunier Duval) o las incógnitas del suizo Fabian Cancellara (CSC) y el italiano Emanuelle Sella.

Victorias de etapa, objetivo español

Sin Juanma Garate por lesión, el corredor que mejor ha funcionado en los últimos años en el Giro, la incógnita de Iban Mayo (Saunier Duval) o la capacidad escaladora de David Arroyo (Caisse d'Epargne) serán las principales bazas del ciclismo español, que fundamentalmente buscará ganar etapas.

El equipo Saunier Duval es la excepción; el equipo español, con tres “locales” entre los nueve elegidos para correr el Giro, llega con opciones claras de vencer con Simoni. Euskaltel, por su parte, lleva a Italia un equipo joven.

El vitoriano Koldo Fernández de Larrea, que este año ya ha vencido en un sprint de la Tirreno-Adriático italiana, será el líder de un equipo que también cuenta con las dotes escaladoras de Dioni Galparsoro para dejarse ver.

Fernández no lo tendrá fácil ante los McEwen (Predictor-Lotto), Furlan y Hushov (Credit Agricole), Petacchi (Milram), Grillo (Panaria) o Bettini (Quick Step), algunos de los hombres rápidos en las tradicionales “volatas” italianas.

El murciano José Joaquín Rojas, el madrileño Pablo Lastras o el mallorquín Joan Horrach –que ya venció una etapa el año pasado- son las otras dos referencias del Caisse d'Epargne. El vallisoletano Ricardo Serrano, por su parte, tratará de reivindicarse enrolado en el Tinkoff Credit italo-ruso.

La montaña, siempre exigente

Angelo Zomegnan, ex periodista y actual director de la carrera rosa – por el color del jersey que distingue al líder en la clasificación general- ha vuelto a apostar por la montaña para decidir el ganador final de un Giro que, en su arranque, quiere rendir homenaje al padre de la patria,
Giuseppe Garibaldi, quién falleció en la pequeña isla de Caprera, próxima a Cerdeña, en 1882.

Zomegnan, sin embargo, tampoco tiene difícil dónde escoger. El país transalpino esconde algunos de los puertos más duros de todo el mundo.

A los Stelvio, Gavia, Fauniera o Mortirolo, afrontados en ediciones pasadas, hay que añadir el Zoncolan (1.730 metros), una subida que fue descubierta para el ciclismo masculino en 2003 –en 1997 lo había subido el Giro femenino-, aunque en esta ocasión se afrontará por una nueva vertiente, desde la localidad de Ovaro.

El Zoncolan, meta de la decimoséptima etapa, será uno de los jueces Giro. La culpa la tienen sus algo más de diez kilómetros de ascensión, que presenta una pendiente media del 11,9% y rampas de hasta el 22%. Un puerto terrible, de carretera muy estrecha y con tres pequeños y peligrosos túneles en su parte final.

La etapa, en la última semana, puede decidirlo todo. O ser un espectáculo intrascendente para la general. Antes, el Giro afrontará otros tres finales en alto y varias etapas de montaña en sus 3.486 kilómetros de extraño recorrido.

Extraño, porque a la tercera jornada se producirá el primer día de descanso, un parón obligado para trasladar toda la caravana de la carrera a territorio continental. Y en el retorno, primer final en alto. Montevergine impondrá la primera criba en la general.

Después, camino de los Alpes, el pelotón deberá afrontar una peligrosa jornada camino de Spoleto (con 177 kilómetros y el Terminillo por el medio) en la sexta etapa. En la décima, nuevo final en alto en el santuario de Nostra Signora Della Guardia.

En los Alpes, el pelotón entrará en Francia (etapa 12) camino de Briançon, una jornada ya clásica que incluye dos puertos muy duros como el Colle dell'Agnello (el techo del Giro con sus 2.718 metros) y el mítico col d'Izoard.

Al día siguiente, el 25 de mayo, el Santuario de Oropa, donde Miguel Indurain sufrió frente a Ugrumov para defender su maglia rosa en la edición de 1993, acoge una cronoescalada de 12 kilómetros.

Dos días después, regresan al Giro las Tre Cime di Lavaredo (2.304 metros), uno de los grandes puertos de la historia de la carrera italiana en donde el belga Eddy Merckx, allá por 1968, consiguió uno de sus triunfos más sonados en sus rampas de hasta el 18%.

Tras el segundo, y último, día de descanso, la prueba viaja hacia Lienz (Austria) para regresar de nuevo hacia Italia. Antes, la presentación en sociedad del lado más duro del Zoncolan.

El penúltimo día, antes del final en el Corso Sempione de Milán, los Campos Elíseos del Giro de Italia, Verona acoge una crono de 43 kilómetros en la que se terminará de configurar la clasificación final de la carrera.

La lucha contra el reloj, con una montaña tan repartida, no parece que vaya a resultar decisiva para resolver el cajón más alto del podio.

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