Letizia, el halcón de Manises

Es una de las 22 rapaces que se sueltan en el aeropuerto para espantar pájaros. Así se evita que choquen contra aviones y provoquen accidentes.
Uno de los encargados de mantener limpio de pájaros el espacio aéreo, con un ave rapaz. (Begoña Gómez).
Uno de los encargados de mantener limpio de pájaros el espacio aéreo, con un ave rapaz. (Begoña Gómez).
Uno de los encargados de mantener limpio de pájaros el espacio aéreo, con un ave rapaz. (Begoña Gómez).
Ni las ambulancias, ni bomberos, ni los propios aviones tienen la preferencia de paso en las pistas de aterrizaje del aeropuerto de Manises.Este privilegio corresponde a Fernando, José Manuel, Toni y a sus 22 halcones. Y no es para menos.

De su buen hacer depende en gran medida la seguridad en el aterrizaje y despegue de los aviones: «El impacto de un ave que pese un kilo en un avión a 250 kilómetros por hora (velocidad de despegue) equivale a un golpe de 17 toneladas. Algo así podría desequilibrar el avión o romper el tren de aterrizaje».

Para que esto no suceda, todas las mañanas a primera hora sueltan a uno de sus ejemplares. Como explica Fernando, «se trata de convertir el espacio del aeropuerto en su zona de caza. Así, las aves de alrededor no se atreven a acercarse y el entorno está limpio de alimañas».

A lo largo del día repiten la operación varias veces, «especialmente por la tarde». La tarea no es fácil, puesto que «a tan solo 1.400 metros del aeropuerto, en la planta de basuras de Fervasa, se amontonan 25.000 gaviotas que hay que mantener a raya».

Una demostración a la que asistió 20 minutos sirvió para saber por qué ningún ave se adentra en territorio de halcones: José Manuel soltó a Letizia (nombre de la rapaz en honor a la Princesa). Voló tan alto que desapareció: «no la vemos, nos observa».

Y así fue. Tras varios pitidos, apareció. Luego soltaron una paloma y, con una velocidad endiablada, Leti cayó en picado: «Esto lo hacemos casi todos los días para que mantengan el instinto de caza», explica Fernando. Visto lo visto, los usuarios del aeropuerto de Manises pueden viajar tranquilos.

Sólo un impacto en seis años

El servicio de halcones cuesta al año 90.000 euros y comenzó a funcionar en el aeropuerto  en enero de 2000. Un mes antes se produjeron tres impactos entre gaviotas y aviones. Desde entonces, «sólo ha habido un choque un día que llovía tanto que no se veía nada a más de 400 metros», comenta Fernando. Este dato es insignificante si se compara «con los 700 impactos que hubo el año pasado en Francia o los 96.000 en Estados Unidos». Además, este mes se reúnen en Manises representantes de 24 aeropuertos de Suramérica «para hablar de halcones, porque están teniendo muchos problemas».

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