Ley de Igualdad

El principal avance se ha registrado en los municipios de más de 5.000 habitantes, donde por ley, las candidaturas están obligadas a incorporar a un 40% de mujeres (dos en cada grupo de cinco ediles). De este modo, estas localidades han ganado 194 féminas (93 en la capital).

Sin embargo, en los municipios más pequeños, no obligados por ley a reservar un porcentaje, su presencia ha disminuido con carácter general.

Para alcanzar la paridad harían falta que se sumasen a las listas electorales 700 mujeres más de las que hay ahora mismo.

Más en puestos de salida

Además de los datos globales hay que tener en cuenta su presencia dentro de las listas. En función del número de mujeres que van de número uno, el salto de 2003 hasta ahora ha sido muy importante. En las anteriores elecciones municipales hubo 73 candidatas a la Alcaldía (13% del total) mientras que en las próximas la cifra ya alcanza las 113 (20%). El aumento ha sido sobre todo en la demarcación de Valladolid, ya que en las de Medina del Campo y Rioseco se ha mantenido estable.

La ley está para cumplirla

Nina Infante. Foro feminista.

Los datos sobre la incorporación de la mujer en las listas electorales arrojan un sabor agridulce. Por un lado, hay que destacar como positivo el incremento gracias a la Ley de Igualdad, que también ha contribuido al impulso de mujeres como cabezas de lista. No obstante, como nos temíamos, ni siquiera en los municipios de más de 5.000 habitantes se va a alcanzar el 40% que señalaba la ley. Y eso ocurre ahora en las listas, pero luego, a la hora de su presencia efectiva en los ayuntamientos, se verá más reducida porque muchas candidaturas colocan a las mujeres en los últimos puestos de cada grupo de cinco, lo que en la práctica supondrá que se queden fuera. Por otra parte, en los pueblos más pequeños, en lugar de crecer la presencia de mujeres disminuye, lo cual es un error muy grave porque tira por la borda todo el potencial que ofrecen como impulsoras de actividad en los municipios.

Pilar García Santos Concejala 1979-85

«Sin autorización, la mujer no podía usar ni la cuenta del banco»

Estuvo en la Universidad en los cincuenta, fue locutora de la SER durante 30 años y se convirtió, junto a Pilar Fol, en la primera concejala del Ayuntamiento de Valladolid, entre 1979 y 1985.

Pero si a la universidad no iban las mujeres...

En mi clase de derecho éramos seis y en el curso siguiente dos. Te hablo de hace 50 años. Luego en el 1972 volví a estudiar Historia.

¿Mientras trabajaba en la radio?

Sí, como locutora empecé en el 55, o por ahí. Dejé derecho en el último curso por la radio. Tuve microfonitis.

Sería difícil ser mujer universitaria o trabajadora.

La madre de un novio que tuve me preguntó: ¿Y tú por qué trabajas? Pues porque me gusta, le dije (sonríe). Ten en cuenta que las mujeres no podían manejar una cuenta del banco sin autorización del marido, ni muchas más cosas. En esa forma de ser, sin ser, todo era complicado.

¿Y lo de concejala?

Muy mal... pero muy bien. Me dieron cultura e hice como hacemos las mujeres: luchas suaves e insistentes, batallita a batallita fui haciendo, aunque me pusieron zancadillas.

¿Usted es socialista?

Desde la clandestinidad. Por eso no soy feminista, porque el socialismo dice que todos somos iguales.

¿Y lo de las cuotas?

¡Ve! Como soy socialista puedo decir lo que quiero. A mí no me gusta, pero reconozco que han servido y han permitido llegar a mujeres valiosas, como Mª Teresa Fernández de la Vega. Claro, que hay mujeres que no valen, ¡y muchos hombres!

Bio

Va a cumplir 75 años, es una apasionada de la lectura. Daniel Pascual