"La zona euro está lejos de estar en buena forma". La conclusión es del equipo de análisis del banco francés BNP Paribas, pero hoy por hoy la comparten la mayoría de analistas internacionales, a la vista de los malos resultados económicos registrados en los últimos trimestres y las aún peores previsiones que apuntan los indicadores adelantados. Así, la crisis que había adquirido forma de "W", está ahora en riesgo de transformarse en una uve triple. "En contra de una coyuntura de crecimiento lento de la actividad, las empresas no están incrementando su demanda de empleo, y están todavía ofreciendo descuentos para estimular la demanda", añaden desde el BNP.

A inicios de septiembre Eurostat confirmaba que la economía de la Europa del euro no había crecido en absoluto durante el segundo trimestre del año, una cifra incluso por debajo de las ya de por si escasas dos décimas de crecimiento registradas entre enero y marzo de 2014. Los principales países responsables de este estancamiento son, al contrario que en anteriores ocasiones (cuando fueron países como España, Grecia o Portugal), las economías más grandes de la zona euro: Alemania, Francia y, sobre todo, Italia.

Mario Draghi, presidente del BCE, ha alertado recientemente que la recuperación en Europa "pierde impulso" y actualmente está en punto muerto. Una actividad industrial en declive y un desempleo demasiado alto son algunas de las claves del deterioro. La propia OCDE también ha abundado en estas proyecciones negativas, y ha puesto el acento en el "persistente y lento crecimiento" de la zona euro. En su conjunto, este organismo internacional cree que los países de la moneda única crecerán apenas un 0,8% en el conjunto del año, cuatro décimas de lo estimado hace apenas unos meses.

El mayor motivo detrás de este estancamiento económico europeo se encuentra, según detalla el último boletín del Banco de España, en "el retroceso de la formación bruta de capital fijo [la inversión], que alacanzó tasas negativas del 0,3%, y por la aportación negativa de la variación de existencias, de tal forma que la demanda interna restó una décima al crecimiento del PIB", especifican. Así, en términos anuales el crecimento de la zona euro apenas se sitúa en el 0,7%.

Italia, en recesión: Al diferencia de España (otro país al que se impusieron medidas de austeridad), la economía italiana no ha logrado despegar aún y decir adiós definitivamente a la recesión económica. Tal es así que en los seis primeros meses del año se ha registrado una contracción del PIB de tres décimas (-0,1% en el primer trimestre, -0,2% en el segundo). La causa principal detrás de esta caída se encuentra en los pésimos datos de inversión y exportaciones netas. Es decir, que en un contexto (los recortes) en el que la demanda interna no puede tirar del carro, Italia no ha logrado aún ajustar su modelo para ganar competitividad y crecer por el lado del sector exterior.

Francia, el nuevo gran problema de la UE: Una economía estancada. Así definen los analistas de BBVA la situación de la segunda potencia industrial europea, que ha registrado un crecimiento nulo por segundo trimestre consecutivo, lastrado también por la baja inversión y la caída de las exportaciones. En el tercer trimestre, tanto los indicadores de confianza como los índices de producción industrial se mantienen en proyecciones pesimistas, por lo que hay pocas perspectivas de que en el corto plazo se produzca una recuperación. Francia, país que ha sido situado como "el problema europeo" desde la intervención comunitaria en España e Italia, deberá afrontar en los próximos meses un ambicioso programa de reformas y recortes en el gasto público.

Alemania, peor de lo esperado: El motor económico de la zona euro está gripado. Después de un primer trimestre del año en el que la economía germana superó las expectativas más optimistas (crecimiento del PIB del 0,7%), el segundo trimestre ha supuesto un jarro de agua fría, tras haber registrado una caída del 0,2%. En este caso ha sido especialmente fuerte la influencia de las restricciones comerciales entre Rusia y la UE: La economía alemana, de fuerte vocación exportadora, tiene un peso especialmente destacado en el mercado de Europa del Este.

En la breve historia de la zona euro, la mediocridad se impone por encima de la brillantez. Al menos así lo creen los analistas del Servicio de Estudios de La Caixa, que en un informe especial de julio de este año apuntaban a un modelo que ha servido para perder riqueza y productividad respecto a países como Estados Unidos. "Hace 15 años la productividad europea era solo un 15% inferior a la norteamericana, y hoy el diferencial ya se sitúa en un 23%", advierten sus autores.

Entre los problemas señalados en este informe, se encuentran un modelo socioeconómico "basado en un grado substancial de intervencionismo del Estado en la economía", lo que limita el libre funcionamiento y la flexibilidad del mercado. Además, subrayan que el euro como moneda también ha limitado la prosperidad, ya que entre otras cosas ha dificultado los ajustes económicos ante hipotéticas pérdidas de competitividad y sus impulsores no han tomado buenas decisiones en los peores momentos de la crisis.

Mención aparte merece el problema de la fragmentación europea. Pese a que en los últimos años se ha avanzado en la configuración de una unión bancaria, sigue sin concretarse una unión fiscal que permita desarrollar plénamente políticas unitarias, al tiempo que el mercado interior sigue presentado una multiplicidad de regulaciones y normativas distintas por países. "Serán necesarias dosis enormes de liderazgo y creatividad para dar la vuelta a esta situación", concluyen los autores del informe.

Lo advirtió el pasado domingo el ministro de Economía, Luis de Guindos, y lo ha confirmado hoy en Banco de España. La economía española, pese a haber salido de la recesión en los últimos trimestres, no es ajena ni inmune a la crisis en el corazón de la UE. De hecho, la información más reciente sobre el tercer trimestre del año constata una ralentización de la actividad.

Así, en España se muestra "un comportamiento algo menos expansivo de la demanda privada" y del consumo interno, evidenciado en la "cierta moderación" de la inversión en bienes de equipo y la desaceleración de la matriculación de vehículos particulares. En cuanto a la demanda exterior, y pese a la mala situación del núcleo europeo, los analistas esperan que las exportaciones sigan "ganando terreno", incluso sin tener en cuenta la principal industria en este sentido: El turismo.

¿Cómo afecta la ralentización? El ministro De Guindos lo dejó claro el pasado día 21 de septiembre, reconociendo que si bien la economía española había "logrado corregir sus desequilibrios domésticos, el principal riesgo es lo que puede ocurrir en el ent0rno europeo. Gran parte del futuro y del mantenimiento de la recuperación en España se juega en Europa, como no puede ser de otro modo", explicó, al tiempo que se mostró esperanzado en que las medidas del BCE (expansión monetaria, depreciación del euro...) sirvan como impulso a las exportaciones españolas.

El servicio de análisis de La Caixa estima que los últimos datos "dibujan un escenario de crecimiento algo más moderado para el resto del año", si bien mantienen su optimismo respecto al comportamiento general de la economía española. La mejor noticia es el sector exterior, que si bien registró varios meses consecutivos de empeoramiento ha vuelto en julio a sorprender, con un crecimiento del 8% en las exportaciones de bienes.