La cultura mediterránea en plena expansión del imperio asirio

  • El MET de Nueva York inaugura una exposición con 260 objetos datados entre los siglos VIII y VII a.e.c, el periodo de apogeo del imperio Asirio.
  • Esculturas monumentales, relieves, joyas y refinados trabajos en metal... Las piezas ilustran las relaciones entre las orillas del Mediterráneo y Oriente próximo.
  • El recorrido abarca la expansión militar asiria, la influencia fenicia y la introducción de imágenes y técnicas orientales en la artesanía local del oeste del Mediterráneo.
Esfinge de marfil datada entre los siglos IX y VIII a.e.c y procedente de Nimrud, una de las capitales de Asiria
Esfinge de marfil datada entre los siglos IX y VIII a.e.c y procedente de  Nimrud, una de las capitales de Asiria
© The Metropolitan Museum of Art, New York
Esfinge de marfil datada entre los siglos IX y VIII a.e.c y procedente de Nimrud, una de las capitales de Asiria

Asiria era un referente tecnológico, científico y cultural cuando, entre los siglos VIII y VII antes de la era común (a.e.c.), alcanzó el apogeo de su expansión. Estado independiente durante más de 13 siglos (aproximadamente del 2.500 al 605 a.e.c, hasta que fue derrotada por Babilonia), el mesopotámico imperio Asirio era el mayor que se había conocido hasta entonces, la fuerza dominante de Oriente próximo con una franja continua de terreno desde Asiria (el actual norte de Irak) al Mediterráneo.

Con el avance, las ciudades-estado del Levante mediterráneo, peligrosamente situadas en el borde de los dominios del imperio, se vieron forzadas a expandirse y fortalecer sus conexiones marítimas hacia el oeste y establecieron tratos comerciales a lo largo de la costa norte de África y la costa sur de Europa desde Gibraltar hasta el océano Atlántico. Las rutas fomentaban el comercio tanto de materias primas como de artículos de lujo, pero también el intercambio de ideas y de culturas entre Oriente próximo y el Mediterráneo.

Assyria to Iberia at the Dawn of the Classical Age (De Asiria a Iberia en los albores de la Antigüedad clásica) —del 22 de septiembre al 4 de enero en el MET de Nueva York— revela a lo largo de unos 260 objetos artísticos —esculturas monumentales, relieves, lujosas joyas, refinados trabajos en metal...— las profundas raíces de estas relaciones y la influencia que tuvieron en las tradiciones artísticas de Oriente próximo y de las orillas del Mediterráneo. La muestra recopila piezas de 41 museos de 14 países, creaciones de antiguos artesanos anónimos que representan una cultura común.

Botines de las tierras sometidas

El recorrido ilustra tres grandes procesos: la expansión terrestre de carácter militar de Asiria desde el norte de Mesopotamia hacia el oeste a comienzos del siglo X antes de nuestra era, la expansión marítima fenicia mediante el desarrollo de las relaciones comerciales y la fundación de colonias y la adopción y la adaptación de imaginería y técnicas de Oriente próximo por parte de los artesanos de la zona oeste del Mediterráneo.

Una galería final representa el poder de Babilonia tras el saqueo de Nínive (capital asiria) en el 612 antes de nuestra era. Acompañando a los objetos hay textos bíblicos, de Homero y otros documentos relativos a la historia, los lugares y las costumbres que se mencionan en la muestra.

Con cada nueva conquista, se sucedían los botines de las tierras sometidas, ya fueran materia prima u objetos elaborados. Los cofres asirios se llenaban, toda ciudad que se rebelaba era atacada y saqueada sin piedad. El arte oficial de la época tenía como fin glorificar los logros del rey y servir como documento de la agresiva política expansionista. Entre los ejemplos que se recogen de este periodo destaca una monumental estatua de las pocas que se conservan del rey asirio Asurnasirpal II, que gobernó entre el 883 y el 859 a.e.c. En la figura tallada en piedra una inscripción cuniforme documenta la campaña del rey en el oeste y su llegada al "Gran mar".

La joyería fenicia

Los fenicios eran artesanos de talento y los artículos de lujo que confeccionaban tuvieron mucha demanda. Famosos por sus barcos —tal y como cuenta Homero en La Odisea— eran navegantes emprendedores y expertos, compradores de los mejores metales que pudieran encontrar en el oeste del Mediterráneo. Situados a lo largo de la costa de los actuales Líbano y Siria, estaban separados de los asirios por montañas, pero testimonios como las inscripciones de una joya de bronce de la época demuestran que había un contacto continuado. La muestra cuenta con joyería fenicia de oro de finales del siglo VIII a.e.c.

La sección dedicada a la adaptación de imaginería y técnicas de Oriente próximo en el oeste del Mediterráneo contiene artefactos encontrados en diferentes excavaciones arqueológicas y que sin embargo comparten motivos comunes. Esfinges, humanos con cabeza de pájaro, grifos... Los objetos suelen ser de producción local y demuestran que los artesanos incorporaron en su repertorio elementos que se corresponían a deidades orientales como Astarté.

Uno de los préstamos clave de la exposición también corresponde precisamente a este apartado, se trata del sevillano Tesoro del Carambolo, una serie de piezas de oro y cerámica de origen fenicio y que parece ser un ajuar para animales que debían ser sacrificados en templos dedicados al dios Baal y a la diosa Astarté.

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