Valls se somete a la confianza del Parlamento con viento de revuelta en el Partido Socialista

El ministro francés de Interior, Manuel Valls.
El ministro francés de Interior, Manuel Valls.
Nicolas Bouvy/ EFE
El ministro francés de Interior, Manuel Valls.

El primer ministro francés, Manuel Valls, somete este martes a su Gobierno, salido de la última remodelación de finales de agosto, a un voto de confianza marcado por el viento de revuelta en su formación, el Partido Socialista, que anuncia dificultades para los ajustes y reformas estructurales que ha prometido.

Valls, que fue nombrado al frente del Ejecutivo en abril y decidió sacar del gabinete el mes pasado a tres ministros que habían manifestado públicamente su descontento con su política, que tildaban "de austeridad", no debería tener problemas para sacar adelante esta moción de confianza, al menos en términos numéricos.

Los diputados socialistas "revoltosos" que han pedido la abstención para demostrar su oposición al giro liberal dado por el primer ministro no deberían ser más de una treintena, según las filtraciones de dirigentes del partido a la prensa francesa.

Un número que será suficiente para evitar la caída del Gobierno al término de una sesión en la Asamblea Nacional que empieza a las 15.00 horas (13.00 GMT) con un discurso en el que Valls debe reafirmar su voluntad de seguir adelante con la que ha sido la gran apuesta del presidente socialista, François Hollande.

Se trata de la rebaja de 40.000 millones de euros en las cotizaciones sociales de las empresas para disminuir el costo de la mano de obra, que se considera uno de los principales problemas de competitividad de la economía francesa, sobre todo respecto a su principal socio comercial, Alemania.

Esa disminución de cotizaciones, para financiarse, va de la mano de un recorte del gasto público en 50.000 millones de euros en tres próximos años, empezando por 21.000 millones que deben precisarse por partidas en el presupuesto que el Ejecutivo debe presentar en las próximas semanas.

Un presupuesto que, según admitió la semana pasada el ministro francés de Finanzas, Michel Sapin, se basará en unas hipótesis económicas menos favorables de lo contemplado hasta ahora: la economía francesa sólo crecerá un 0,4 % este año (en lugar del 1 % calculado anteriormente) y un 1 % en 2015 (y ya no el 1,7 %).

Tanto Hollande como Valls han insistido en que no irán más lejos del recorte de 21.000 millones de euros en 2014 y de los 50.000 millones en tres años, lo que implica que Francia incumplirá su compromiso de colocarse con un déficit inferior al 3 % del producto interior bruto (PIB) en 2015, algo que ahora París espera lograr dos años más tarde.

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