La ilustradora que demuestra con acuarelas su amor por la cocina

  • Sara Zin es la autora de 'Starving artist' ('Artista hambrienta'), una colección de acuarelas que ilustran recetas.
  • La artista estadounidense empezó a cocinar cuando comer mal u olvidarse de comer a causa del trabajo le causó problemas de salud.
  • El conjunto de obras es una muestra del proceso "inesperadamente feliz" de apreciar la comida y unirla a "la vida y el arte".
Quiche de verduras y salchicha, una de las acuarelas de Sara Zin para el proyecto 'Starving Artist'
Quiche de verduras y salchicha, una de las acuarelas de Sara Zin para el proyecto 'Starving Artist'
Sara Zin
Quiche de verduras y salchicha, una de las acuarelas de Sara Zin para el proyecto 'Starving Artist'

Ensalada de fresas con vinagreta balsámica, ratatouille fácil, las alcachofas rellenas de Julia, galletas de avena... El recetario de Sara Zin no es complejo ni extenso, precisamente porque la ilustradora sabe que no hace falta ser un gran chef para ponerle cariño a lo que uno cocina. Del resultado no hace fotografías: el complemento definitivo a las indicaciones para hacer cada plato son las ilustraciones, que muestran la delicadeza de tonos de los ingredientes combinados.

La colección de recetas de Starving artist (Artista hambrienta) nació de una negligencia. Zin nunca había dado demasiada importancia al aspecto nutritivo de la comida. De origen coreano y criada por una familia italoamericana, creció en las afueras de Búfalo, la segunda ciudad más grande del estado de Nueva York: "Como muchos estadounidenses, me crié con comida basura, procesada y carbonatada y con ocasionales frutas y verduras". No se siente orgullosa de esa herencia culinaria, pero se justifica destacando que la preocupación por la salud y la alimentación que existe ahora en los EE UU no era "una parte de la cultura en aquel tiempo".

Luego llegó la universidad y un consumo diario de fideos precocinados y cenas de microondas. En la época de estudiante y en los primeros años de su vida profesional, Zin reconoce que canalizaba su energía con tanta fuerza en el trabajo que "a menudo no comía". El título del proyecto es una referencia a esa época, que al final le pasó factura física y psicológicamente: "mi cuerpo no pudo admitir tanto estrés y abuso, así que me puse enferma, tuve que dejar Nueva York y hacer una pausa en mi arte".

Bodegones de fondo inmaculado

Cocinar fue siempre para Zin una acción excepcional y extraña de la que se encargaba de vez en cuando su madre, que sólo en ocasiones especiales preparaba platos siguiendo recetas de la abuela de la artista. "Pero incluso en esos momentos yo no estaba interesada en estar cerca de la cocina y, tristemente, me perdí esas lecciones de vida". El bache en su salud la obligó a aprender a cocinar y a cuidar por fin de sí misma.

Después del boceto a lápiz inicial, opta por la acuarela (un material que no tocaba desde el instituto) porque es fácil de limpiar y le permite realizar las obras con facilidad en cualquier parte, "en un café o en el patio de atrás". A veces, como en el caso del pastel de arándanos, aguar la pintura le sirve para crear una consistencia que en la cocina se conseguiría añadiendo huevo a la masa.

Las ilustraciones de Starving artist reflejan (ahora que a la autora le queda poco para cumplir los 30) el "proceso inesperadamente feliz" de apreciar la comida y unirla a "la vida y el arte". Tiene ya una serie de 15 y muchísimas más en la cabeza, esperando a ser convertidas en pequeños bodegones de fondo inmaculado. En un futuro cercano, le gustaría ver el conjunto editado en un libro.

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