Jóvenes, sobradamente documentados y con la idea de lograr un debate político serio -y "basado en la evidencia"- entre ceja y ceja. Los seis miembros de Politikon (Jorge Galindo, Kiko Llaneras, Octavio Medina, Jorge San Miguel, Roger Senserrich y Pablo Simón) llevan ya cuatro años juntos en torno a su blog de política, economía y sociedad. Son politólogos, economistas... y acaban de publicar su primer libro conjunto (La urna rota, Debate), un elaborado análisis de los problemas institucionales que ocupan el debate en España, así como un completo abanico de propuestas.

Un contrato laboral único para eliminar la dualidad entre trabajadores sobreprotegidos (insiders) y aquellos que no tienen prácticamente ningún derecho (outsiders); una reforma electoral que modernice la forma en la que los ciudadanos seleccionan a sus representantes; despolitizar la Administración... Alejados de presupuestos radicales o revolucionarios, los chicos de Politikon proponen un amplio abanico de ideas para ayudar a tener un país mejor. ¿Recetas de druida? No, si por algo se caracterizan es por basar sus ideas y sus conclusiones en investigaciones científicas.

Artículos en prensa, charlas abiertas en bares (las ya célebres Cervezas y Politikon), tertulias radiofónicas, colaboraciones con revistas y think tanks... Parte del creciente éxito de Politikon se encuentra en el hecho de haber extendido su ámbito de influencia más allá de la web, y en haber introducido en España prácticas ya comunes en países con mayor experiencia democrática. "Las ciencias sociales ya tienen 60 años, hay un montón de evidencia sobre los distintos tipos de políticas", resalta Jorge Galindo, investigador en el departamento de Sociología de la Universidad de Ginebra.

"En España parece que ahora está todo mal, pero eso es muy noventayochista y no es cierto. Hay que dar un salto más allá. Es el momento de optar por un modelo democrático de más calidad o quedarnos en este equilibrio imperfecto actual". Lo dice Pablo Simón, politólogo de la Universidad Libre de Bruselas, que incide en que cualquier medida implica unos costes: "No creemos en las recetas mágicas". Y es que, en opinión de este grupo de jóvenes, hay que entrar a fondo a debatir sobre asuntos tan diversos como el sistema de pensiones, el mercado laboral o el funcionamiento de la Administración.

"Tenemos una política muy sesgada hacia el reglamentarismo, con mucho alto funcionario. Este es un lobby que está metido dentro del propio Gobierno, lo que ha evitado abordar ciertas reformas necesarias. Por eso es bueno politizar a la gente y que hagan grupos de presión para hacer valer sus intereses. Como se suele decir, si no te sientas a la mesa es que eres parte del menú", añade Jorge San Miguel, consultor político y director de comunicación del grupo.

Alejados de intereses partidistas, en sus escritos se pueden encontrar críticas (constructivas) tanto a unos como a otros gobiernos, lo que les ha valido a su vez críticas tanto de unos como de otros. "Politikon está fuera de los partidos, es incompatible. No es que estemos en el centro político, es que nuestras propuestas no son identificables con ningún partido concreto, por eso nos alían con todos", reconoce Jorge Galindo. Siguiendo esta idea, Kiko Llaneras, profesor de la Universidad de Girona, resalta que su interés pasa por "separar los fines de los medios", lo que además de no alinearlos con ninguna sigla, les permite "crear coaliciones más amplias y abrir el diálogo", concluye.

El libro: "Surgió en un brunch en un bar irlandés de Girona un domingo por la mañana. El debate en España, tras el 15-M, estaba muy caliente, pero solo se hablaba de grandes fines, sin sus consecuencias. Vimos necesario aportar ideas en la medida de nuestras posibilidades", explica Jorge Galindo.

Por amor al art: Mantener una web (de la que se encarga Juan Font) y toda la organización alrededor de este grupo supone un coste que los miembros de Politikon realizan de su propio bolsillo y gracias a aportaciones de lectores. "Esto lo hacemos pro bono, porque como académicos, queremos participar en el debate público", indica Kiko Llaneras.

Un país normal: "España no es un país tan anormal", dice Roger Senserrich, que actualmente vive en EE UU. Y es que "problemas similares se han resuelto ya en otros países, como los nórdicos en los noventa", asegura.