El director danés Lars von Trier tiene casi tantos seguidores como detractores. Él, consciente de lo que provoca, mantiene su cruzada por conseguir innovar en el viejo arte del cine. Tras combinar cine y teatro en las críticas a la sociedad estadounidense en Dogville y Manderlay, el cineasta vuelve con una comedia que transcurre en su Dinamarca natal. La cinta narra la historia de un empresario que quiere vender su negocio. El problema es que creó un personaje ficticio como director de la compañía y ahora necesita contratar a un actor para que lo interprete.