Su paternidad estaba muy clara hasta hace poco, cuando las enciclopedias y las preguntas de Trivial se la otorgaban al ingeniero aragonés Manuel Jalón, que trajo la idea de los EE UU, donde la fregona de rodillo era común en las bases militares. Sin embargo, el verdadero alumbrador del mocho, tal y como hoy lo conocemos, es otro aragonés de pro, Emilo Belbis, socio de Jalón e hijo del inventor de la olla exprés (y el primer libro de recetas para olla exprés), que españolizó el artilugio sustituyendo el rodillo de escurrir por una pieza de plástico en forma de tricornio con agujeros, entre otras modificaciones.

Cincuenta millones

En España se han vendido en cuatro décadas más de 50 millones de fregonas, una y un mango por cada español. Lo que al principio costaba 395 pesetas (de la época), hoy se puede encontrar por apenas 0,60 euros en el badulaque chino más cercano. Eso sin contar la exportación, muy numerosa con el boom del turismo foráneo, que allá por los sesenta era muy dado a llevarse como souvenir de sus vacaciones una fregona, con cubo y todo.

Tras más de 40 años sin ser mejorada, tenía que ser un maño, Jesús Lasheras, el que ideara un friegasuelos con el agua y el detergente incorporados en su palo, sin cubo escurridor. La Magic Mop, que así se llama, permitirá un ahorro de agua de unos 140 litros por hogar y semana, lo suficiente para llenar varios embalses grandecitos. Más del sur, de Cádiz, es también la fregola, que se autoescurre sola gracias a un motorcito, un extra muy apropiado para personas que tengan poca fuerza o alguna lesión. Así es España, tierra de conquistadores y de inventores de fregonas.