Nueve meses de duro trabajo. No estoy de acuerdo con la siguiente afirmación: «La mujer puede seguir desempeñando sus tareas laborales con total normalidad durante el embarazo». Eso que se lo digan a una chica que conozco yo, que se pasa todo el día vomitando. No puede asistir a reuniones, no puede viajar en avión, no puede visitar a los clientes... Eso sí, le doy mil veces más prioridad a la mujer que al trabajo. Si se encuentra mal, que se quede en casa reposando, que duerma todo lo que necesite, que coma lo que quiera (o lo que le dejen, que hay que ver cómo se ponen con las dietas) y, si no quiere viajar, que no viaje. Ningún beneficio empresarial podría pagar el bien que hace la mujer a la sociedad soportando nueve meses de embarazo y trayendo niños al mundo; pero que no me digan que pueden trabajar con «total normalidad», porque no es cierto. Perrillo.

En realidad se trata de que no te discriminen por el hecho de estar embarazada y de que no te consideren una enferma, porque hay muchos embarazos en los que las náuseas y los vómitos no aparecen. ¿Qué hacemos entonces? ¿Nos quedamos en el sillón como si estuviéramos enfermas terminales durante nueve meses? Ana.

Despedida por chatear en el trabajo. Es curioso que cuando las empresas demandan inspecciones para vigilar a los empleados, acuden raudas y veloces a ver qué es lo que ocurre, pero a la hora de controlar que las empresas cumplen con los convenios, horarios y condiciones laborales, ni acuden... Pemafu.

Si es que se puede hacer de todo en el trabajo, pero con un poco de disimulo... ¿O es que hay alguien que trabaje las ocho horas de jornada seguidas sin interrupción? Ésta perdía su tiempo en chatear. Donde yo trabajo hay quien está todo el día hablando por teléfono, en la cafetería o discutiendo de fútbol..., pero, claro, eso no está mal visto. Bianca.

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