Como en anteriores convocatorias, las primeras horas del día transcurrieron con relativa lentitud, hasta que la mayoría de los norirlandeses acaba la jornada laboral y suele acercarse a depositar su voto de regreso a casa.
No obstante, la apatía que ha caracterizado al electorado durante la precampaña, marcada por la ausencia definitiva del IRA, hace temer que la participación final podría estar por debajo de la registrada hace cuatro años, cuando llegó al 63 %.
Un portavoz del mayoritario Partido Democrático Unionista (DUP) del reverendo Ian Paisley confió en que la ausencia de lluvia y frío anime a la ciudadanía a ejercer su derecho al voto.
"Temíamos que iba a hacer malo, dadas las condiciones tormentosas que hemos tenidos en los últimos días. No ha sido así esta mañana y, con un poco de suerte, seguirá así durante todo el día porque no hay duda de que el mal tiempo afecta", dijo el portavoz unionista.
No se han facilitado nuevos datos de participación.
57 partidos y 108 escaños
Poco más de un millón de personas están llamadas a las urnas en unos comicios en los que se presentan un total de 256 candidatos.
Repartidos entre 57 partidos políticos, su objetivo es lograr uno de los 108 escaños que forman el Parlamento de Belfast, restaurado parcialmente el pasado noviembre después de casi seis años de suspensión.
El Gobierno británico retiró la autonomía al Ulster en octubre de 2002 a raíz de un supuesto caso de espionaje del Ejército Republicano Irlandés (IRA) en el castillo de Stormont, sede de la Asamblea.
Por lo que se refiere a los resultados, habrá proyecciones esta misma noche y datos parciales a mediodía del jueves, si bien los definitivos no se conocerán hasta el viernes, día 9.
Votaciones sin la sombra del IRA
Por primera vez en su historia, Irlanda del Norte acude a las urnas para elegir la composición de la futura Asamblea autónoma sin la sombra de las armas del Ejército Republicano Irlandés (IRA).
Para los estándares de la provincia, estos comicios podrían ser casi normales, si no fuese porque sus resultados quizá no sirvan para restaurar el Ejecutivo de poder compartido entre católicos y protestantes, que permanece suspendido desde octubre de 2002.
Todo depende de si el favorito en las encuestas, el mayoritario Partido Democrático Unionista (DUP) del reverendo Ian Paisley, acuerda un pacto de gobernabilidad para el 26 de marzo con el Sinn Fein, el brazo político del IRA y segunda formación del Ulster.
Esa es la fecha límite impuesta por los Gobiernos británico e irlandés en el acuerdo de Saint Andrews para poder devolver una autonomía al castillo de Stormont, sede de la Asamblea.
En caso contrario, se suspenderá los salarios de los diputados y los destinos de la provincia seguirán en manos de los ministros enviados por Londres, quienes aplicarían los contenidos pendientes en el acuerdo de paz del Viernes Santo (1998) en estrecha colaboración con sus colegas irlandeses, una opción que horroriza a los unionistas.
Paradójicamente, el desarme final del IRA en 2005 y el reconocimiento de los republicanos de la autoridad de la Policía y Justicia norirlandesas el pasado enero, es decir su incorporación definitiva a la vía estrictamente democrática, están dificultando más de lo esperado la decisión de Paisley.
Lo más probable es que éste quiera tomar el pulso al electorado protestante antes de comprometerse con el mismo partido al que juró "aniquilar" no hace tanto.
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