Todo comenzó en 1972 con una sola pintura al óleo de un vaso vacío. Desprovisto de cualquier adorno, el recipiente de cristal —representado de modo realista y a tamaño natural— permanecía sobre una mesa blanca que devolvía un ligero reflejo. Era una pintura figurativa y sin embargo el motivo era tan sencillo que, a pesar del detalle, la obra podía pasar por abstracta a primera vista.

El artista Peter Dreher (Mannheim - Alemania, 1932), autor de ese primer vaso, retomó el motivo en 1974 y se propuso convertirlo en una serie de óleos que ha continuado sin pausa hasta el presente. Para el veterano proyecto Tag um Tag guter Tag (Día a día buen día) confiesa que pinta "al menos" 50 de estos inusuales cuadros al año desde hace cuatro décadas y la colección cuenta ya con unas 6.000 obras numeradas por separado entre representaciones "diurnas" y "nocturnas".

Con motivo del 40º aniversario de la aventura pictórica, la galería Wagner + Partners de Berlín expone hasta el 3 de mayo en la capital alemana Peter Dreher - Tag um Tag guter Tag (1974-2014), una selección de las representaciones del famoso vaso realizadas en los últimos años por el reconocido autor, que disfruta de una larga carrera que combina con la enseñanza en la Academia Estatal de Bellas Artes de Karlsruhe y ha hecho de los varios miles de óleos de vasos un gran proyecto vital.

En lienzos de 25 x 20 centímetros, las pinturas se alinean como formando una interminable secuencia. Hay variaciones en la iluminación, no siempre es la misma hora del día y se intuyen cambios en el tipo de luz según la época del año. En la superficie de cristal se refleja casi siempre una ventana que corresponde al estudio de Dreher, que asegura no haber descartado ni destruido ninguna de las representaciones.

Sobre el motivo, el artista escribe a mano la numeración de ese vaso con respecto a los demás de la colección: no oculta la cifra en una esquina, la exhibe como orgulloso de su persistencia. "Nunca antes un pintor conceptual ha perseguido una idea de manera tan consistente y conmovedora", dicen los organizadores de la muestra. "Cada vaso es una parte simultánea de un concepto mucho más grande, así como una oda a la pintura".