Considerado el autor irlandés vivo más relevante, John Banville (Wexford, 1945), que desde niño soñó con ser escritor, no ha temido asumir el reto de resucitar a uno de los detectives más importantes e influyentes de la narrativa negra: Philip Marlowe, creado por Raymond Chandler.

Firmada con el nombre que usa para sus novelas negras, Benjamin Black, Banville ha usado un título que el propio escritor estadounidense tenía anotado: La rubia de ojos negros (Alfaguara). "Sólo tuve que cambiar el color del pelo y los ojos de mi personaje", dice a 20 Minutos.

Acaso la falta de vanidad que caracteriza (más evidente en las distancias cortas) al autor de El mar, El Intocable o Los infinitos ha hecho que Banville/Black no haya sentido presión al abordar la compleja cuestión de meterse en la piel de un detective de la envergadura de Marlowe.

Si le cuentan hace veinte años que le iban a pedir los herederos de Chandler que resucitara a Marlowe, ¿cómo se hubiera quedado?

Pues les hubiera dicho: no seáis ridículos... Pero la vida siempre te da sorpresas. Tampoco imaginé que un día sería Benjamin Black. Cuanto más viejo, más infantil soy y más ganas de aventura tengo.

¿Es la literatura la que le da esa juventud o es cuestión de carácter?

De joven era muy serio y ahora veo más comedia en el mundo y sobre todo en mí mismo. He escrito demasiado como Banville...

¿Le parece desde esa distancia que a veces nos tomamos demasiado en serio?

Solemne y serio es diferente. No hay que ser solemne pero sí serio.

¿Cómo de en serio se ha tomado resucitar a Marlowe?

Mucho, pero sin ser solemne. Me lo he pasado muy bien, ha sido más jugar que trabajar.

¿Ha vuelto a leerlo tras publicarlo?

No, no puedo volver a leerlo, me hace sentir náuseas, porque entonces veo fallos y errores.

¿Fallos?

Sí, errores donde me ha fallado el valor.

¿Cómo le falla el valor a un escritor?

Marlowe era un riesgo grande, pero es más arriesgado cuando dejas pasar una frase que no te ha salido bien. Y si tengo que volver a leer esas frases... Mis libros como Banville los escribo por frases, los de Benjamin Black, en cambio, los hago muy rápidamente.

¿Por qué tanta prisa con el género negro?, ¿se pierde 'frescura', tirón si se escribe despacio?

Sí, se va la espontaneidad que hace que devores el libro. La gente que lee a Banville busca otros placeres.

¿Qué otros placeres?

El de la búsqueda de una construcción bella... Espero que quienes lean a Banville encuentren algo de poesía.

¿Quienes lean a Black?

Con Black están leyendo prosa.

Y a Benjamin Black, ¿cómo le parece que se valora hoy a Chandler?

Bueno, yo creo que Chandler es un escritor vintage. Los gustos han cambiado y la gente quiere violencia extrema. Yo prefiero la violencia de Chandler, pero soy un anticuado...

La violencia siempre ha gustado...

Sí, en el pasado la gente iba a ver las ejecuciones públicas. La violencia atrae porque se acerca mucho al sexo. Es algo prohibido y peligroso.

¿Encuentra alguna relación entre esa demanda de violencia extrema que mencionaba antes y la crisis?

Es el resultado de un siglo extremadamente violento y el hecho de tener tantas imágenes de violencia. Cada vez que se enciende una tele hay imágenes de horror. Y pese al caos, la mayoría vive una realidad tranquila, así que cuando vemos violencia nos parece que nos estamos perdiendo algo, y lo buscamos en libros, series de televisión...

Y la encontramos...

Me extraña que las mujeres no se quejen. Si abres un libro o empiezas una serie, empiezan con el cuerpo de una mujer descuartizado o algo similar... Si fuera mujer, estaría muy enfadada. Y si lo llevamos al extremo ocurre que al final la protagonista es más violenta que el asesino. La otra heroína que veo es la mujer joven sin emociones y fría, tanto como Bond lo era antes.  Cuando éramos jóvenes pensábamos que las mujeres serían libres... Éramos demasiado jóvenes.

¿El mayor error: imitar a los hombres?

Sí, pero espero que sea una fase de transición, aunque se está haciendo demasiado larga la espera. Las mujeres deberían darse cuenta de que lo último que habría que imitar es a los hombres. Por favor, que vengan ya la mujeres.

Ya que denuncia, ¿está usted de acuerdo con que la novela negra sea vehículo de protesta?

No por obligación. Creo que el autor ha de tener libertad. Si empiezas a tener una agenda política no tendrás esa libertad.

¿Nunca vendería su libertad como creador?

No. Espero que no. Me destrozaría.

Por suerte no le ha ocurrido, ¿lo esperaba aquel niño de doce años que se soñaba escritor?

Era muy ambicioso y tenía confianza hasta un nivel ridículo. Ahora soy un viejo ambicioso con un nivel ridículo de autoconfianza.

¿Qué haría Marlowe si lo situara en la actualidad?

Lo mismo. Creería en la posibilidad de la decencia y la nobleza y haría lo que todos: intentar mejorar las cosas. No pensaría en salvar el mundo, pero sí en arreglar alguna pequeña cosa.

"Tener el valor, sabiendo que vas a ser derrotado, eso es la literatura": ¿sigue pensando igual?

Sí, seré derrotado siempre, porque cuando uno busca la perfección siempre va a fracasar. Todas las obras de arte son en ese sentido un fracaso, pero a veces ese fracaso es glorioso.

¿Y a la vida?, ¿también es aplicable?

No, porque no busco la perfección en la vida. No soy tan insensato. Como artista aprendes a soportar el fracaso.

¿Es un fracaso que leyendo tanto como leen los más jóvenes, están todo el tiempo leyendo en soportes digitales, no lean más literatura?

La gente llega a la literatura si quiere, no se le puede obligar. Y además ¿por qué hay que obligar a la gente a leer?, muchos no necesitan el arte y perciben la belleza en el deporte por ejemplo. No creo en la idea del arte universal.