Los servicios sociales británicos permiten a la madre del niño de 89 kilos mantener su custodia

  • El menor, con ocho años, había llegado a pesar casi cien kilos.
  • Los sercivios sociales acusaban a la madre de negligencia en cuestiones de alimentación.
  • Se plantearon quitarle la custodia del niño.
Los servicios sociales británicos permitieron este martes que la madre de un niño que con sólo ocho años pesa 89 kilos mantenga su custodia.

La decisión fue adoptada en una reunión de varias horas, a la que asistió la madre del menor y en la que se estudió la posibilidad de que los servicios sociales se hicieran cargo del niño ante una presunta negligencia materna en cuestiones de alimentación.

Connor McCreaddi, que vive en Wallsend (noreste de Inglaterra), llegó a pesar antes de las Navidades casi cien kilos, pero ha perdido algo de peso tras comenzar a hacer ejercicio y variar los hábitos de su dieta.

En un comunicado emitido al término de la reunión, las autoridades locales destacaron que "su esperanza y su ambición es permitir a este niño permanecer con su familia".

"Para lograr que este caso avance, hemos alcanzado un acuerdo formal con la familia para salvaguardar y promover el bienestar del pequeño", añadieron.

Se niega a comer fruta, verduras y ensaladas
Pese a perder algo de peso en las últimas semanas, el niño sigue prefiriendo la comida precocinada y las patatas fritas a las frutas y verduras.

"Se niega a comer fruta, verdura y ensaladas. Come platos precocinados. Cuando se niega a comer nada más, tengo que darle lo que le gusta. No puedo matarlo de hambre", decía su madre, Nicola McKeown, en una entrevista con la cadena británica BBC.

"No puedo matarlo de hambre"

La mujer, de 35 años, madre soltera de dos niños y con problemas de depresión, se queja de que hasta ahora no ha logrado mucha ayuda ni del colegio ni del médico de familia.

Antes de las Navidades, en la dieta básica de Connor no faltaban las salchichas ni las hamburguesas, comía cuatro bolsas de patatas fritas al día y no era que picase entre horas, sino que cada veinte minutos se zampaba unas galletas o cualquier otro tentempié.

El menor tiene

dificultades para vestirse y lavarse solo, falta al colegio regularmente por problemas de salud, ha roto cuatro camas, seis tazas de retrete y cinco bicicletas, y es blanco de las burlas de sus compañeros.

Incluso los siete minutos a pie que hay entre su casa y el colegio se le hacen un mundo.

El porcentaje de niños menores de once años obesos en el Reino Unido pasó del 9,9 por ciento en 1995 al 13,4 por ciento en 2004.

Según un reciente informe sobre sobrepeso infantil elaborado por una comisión parlamentaria, la obesidad sobrepasará pronto al tabaquismo como la principal causa de muertes prematuras y los niños obesos tienen cada vez mayor riesgo de sufrir enfermedades coronarias, diabetes, problemas de riñón y artritis.

La ministra británica de Sanidad, Patricia Hewitt, defendió que los servicios sociales se impliquen en el caso de Connor, ya que se trata de un menor "cuya vida y salud se han visto ya horriblemente dañadas porque está comiendo claramente la comida equivocada y no puede hacer ejercicio".

Por su parte, el presidente del Foro Nacional de Obesidad, Colin Waine, opinó que una eventual retirada de la custodia de Connor estaría justificada por considerar que la esperanza de vida del niño está "gravemente perjudicada".

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