'Miradas nuevas por agujeros viejos', el particular diccionario de José María Pérez Zúñiga

  • La obra contiene aforismos, relatos, microrrelatos, poesía y ensayos breves.
  • "El libro es como una caja de píldoras para pensar, reírse, sufrir, sentir alegría, dolor o esperanza; incluso para emborracharse de literatura", dice el autor.
José María Pérez Zúñiga.
José María Pérez Zúñiga.
EFE
José María Pérez Zúñiga.

José María Pérez Zúñiga cree "en las obras, no en los géneros", y lo plasma en Miradas nuevas por agujeros viejos, un particular diccionario que contiene aforismos, relatos, microrrelatos, poesía y ensayos breves.

Pérez Zúñiga (Madrid, 1973), que presentará su libro en Granada, Sevilla y Madrid, ha asegurado que todas las "piezas narrativas" que incluye su diccionario editado por Páginas de espuma "viajan también por la novela policíaca, fantástica, filosófica o erótica".

"Me gusta pensar que este libro es como un diccionario que uno puede llevar siempre en el bolsillo" y "como una caja de píldoras para pensar, reírse, sufrir, sentir alegría, dolor o esperanza; incluso para emborracharse de literatura, llegado el caso".

El autor ha señalado que su idea no fue hacer un diccionario, sino "más bien al revés" ya que "los propios textos han ido creciendo y luego reduciéndose hasta crear un resultado concreto", y "por eso, cada una de las entradas del libro representa un aspecto parcial y personal del mundo; no es un diccionario que aspire a la totalidad, sino una obra literaria que revela su propio mundo".

Para Pérez Zúñiga, los diccionarios son libros que "ayudan a ordenar la realidad, y el lenguaje es el nexo con la realidad, lo que permite explicar las cosas; no existe el pensamiento sin el lenguaje, así que hablar, escribir, leer, es nuestra manera natural de estar en el mundo".

"Los diccionarios aportan certezas, pero también generan dudas; y nos pasamos la vida tratando de aclararlas; y eso es lo que intenta hacer este libro", ha añadido.

En su casa tiene "unos cuantos" diccionarios, el María Moliner que le regaló el escritor Justo Navarro, diccionarios de arte y mitológicos, y su preferido, El diccionario del diablo, de Ambrose Bierce, "una obra de ficción que probablemente ofrece casi todo lo que uno debe saber sobre el género humano".

La mayor sorpresa que ha encontrado en un diccionario ha sido "definir perfectamente lo que ya intuía pero no era capaz de explicar de una manera coherente", ya que son, ha acotado, "el resultado de reducir a conceptos y palabras concretas los sentimientos y las cosas que no sabemos explicarnos; ayudan a estar en la realidad", por eso cree que "el trabajo de lingüistas y escritores es tan importante como el de filósofos y científicos".

Del título de su libro, que procede de un aforismo de Lichtenberg, ha explicado: "Los ojos son agujeros por los que nos penetra la realidad y por los que, al mismo tiempo, aprehendemos de la realidad; pero nunca podemos mirarnos a nosotros mismos, ni siquiera cuando nos contemplamos en un espejo, desde donde nos mira nuestro doble, o nuestro revés".

"La gracia de ser una persona es precisamente que vemos gracias a los demás; me gusta mirarme a través de las personas, especialmente a través de mi familia, de mis amigos, de la gente a la que quiero", ha añadido.

A la pregunta de si no es precisamente la familia la institución que sale más malparada en su libro, ha contestado que no, que "la familia es una miniatura del mundo, donde se reproduce a escala lo mejor y lo peor del ser humano; las familias son el mundo, por decirlo así, y reproducen la fraternidad y la guerra, los conflictos y la cooperación entre los países; en cierto modo, lo que ocurre en el mundo es lo que ocurre en las familias".

Por eso, ha añadido con ironía que "es difícil que todas las familias sean ejemplares; y quizá la familia de este libro sea un poco gamberra".

De la tarea literaria ha señalado que "hace falta un ejercicio de egocentrismo y vanidad para pedirles a los lectores que dediquen una parte de su tiempo limitado y precioso a leernos; hay que ser egocéntrico y vanidoso para ser escritor, estar convencido de tener algo que decir".

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