Fue precisamente en este lugar que atrae y aglutina gran parte de la actividad cultural de Madrid, donde el alcalde de Navalcarnero, Baltasar Santos, conoció el trabajo de Oppenheim -en una Retrospectiva para el Museo Fundación Cristóbal Gabarrón en Valladolid que recaló en el CBA- y se interesó por llevarlo al municipio.
Santos quiere dotarlo de una "identidad, singularidad y belleza urbana", señaló, e informó que el conjunto de la operación urbanística -en la que está incluida la escultura- ha supuesto un gasto de cerca de 600.000 euros.
"Chrystal Garden" forma un triángulo equilátero, de 58 metros, dentro de la rotonda de acceso a la entrada de Navalcarnero, compuesta por tres formaciones cristalinas de 3,5 metros de ancho, 7,5 metros de largo y 7 metros de alto cada una.
A modo de un esqueleto de estructuras negras de acero pesado y hierro en sus ángulos, con superficies de acero inoxidable y paneles perforados, las tres se levantan sobre un pilar de ángulos, conectadas entre sí por un pasillo para permitir el tránsito por su interior.
"Supongo que empecé a pensar en estos cristales debido a lo fascinantes que son químicamente, por su mágica manera de crearse", que hace que al mirar formas y estructuras "veas edificios", comentó Oppenheim para explicar como engendró su "Crystal Garden".
Oppenheim trabajó en los años 70 con la vanguardia en cine y vídeo temas asociados con Body Arte, Arte conceptual, Land Art y Performance, y en una serie exploró en su propio cuerpo, retando al "yo", los límites del riesgo particular, la transformación y comunicación.
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