Grandes seductores de la historia: no todos son guapos

  • Casanova, Byron, London, Camus o Picasso son algunos de los hombres célebres con más habilidades para cautivar.
  • "Sobresalían por hacer las cosas de una manera diferente y por ser excepcionales".
  • "Puede que haya un público al que le interese el guaperas de discoteca, pero no es la mayoría" señala el autor de 'Taller de Seducción'.
  • LISTA: ¿Qué nos atrae de ellos? ¿Con cuál te quedas?

"El juego siempre consiste en saber qué le interesa a la otra persona para saber qué le puedo dar de mí" comenta el psicólogo Enric Castellvi, autor del manual Taller de Seducción (Alba). Para ello, saber escuchar es elemento principal:  "No hay casi ningún deseo femenino comparable al deseo de ser escuchada" defiende Betsy Prioleau en Los grandes seductores (Lumen).

Para la psicóloga Patricia Ramírez, autora de Autoayúdate, la admiración es la clave y lo es tanto para los hombres como para las mujeres. Añade, y aquí coincide con Betsy Prioleau, el carisma: "Es fundamental para seducir, y todos los grandes seductores de la historia lo tenían. Además de ello, sobresalían por hacer las cosas de una manera diferente: Casanova o Byron o Picasso, es igual, cualquiera de ellos sobresale por ser excepcional".

¿No es la belleza física ni el poder ni todo el dinero del mundo vehículo de seducción?¿O no en el verdadero sentido de la seducción? "Es un punto a favor ser físicamente atractivo, de entrada puede ofrecer ventajas pero como no vaya acompañado de otras cosas no sirve de nada", comenta el psicólogo Castellvi.

"Puede que haya un público al que le interese el 'guaperas' de discoteca, pero no es la mayoría. A nivel intelectual, además del carisma y la admiración, el sentido del humor es pieza importante en hombres y mujeres en el juego de la seducción". Un juego que queda reflejado en los papeles que algunos actores encarnan y que ha llegado a hacer de los intérpretes ejemplos de seducción.  John Malkovich, Javier Bardem, Antonio Banderas, George Clooney o Brad Pitt son algunos de los actores que cita Prioleau en su libro.

Sin embargo, y pese a que en cuestión de actores el físico acompañe, no hay más que echar un vistazo a muchos de los grandes seductores de la historia para ver que  el intelecto ha jugado y juega un papel clave (más que la apariencia) en este sutil arte, que ya a Ovidio, en el siglo VIII, interesó hasta el punto de escribir Ars Amandi: un manual sobre la conquista amorosa.

Mucho se ha escrito sobre el asunto, Freud entre otros, que hasta el final de su vida se preguntó qué es lo que de verdad quieren las mujeres. Algo a lo que la profesora Betsy Prioleau en su recién publicada obra Los grandes seductores responde así: "Las mujeres lo aman por una razón: el seductor las adora a ellas y su compañía, y sabe qué anhelan. Aunque no es un santo, tampoco se ajusta a los estereotipos, ni negativos ni de cualquier índole. [...] Personifica la complejidad".

Desde el voraz Casanova hasta el irresistible Picasso pasando por Byron o Camus, los ejemplos de grandes seductores de la historia muestran cómo para seducir hace falta mucho más que una cara bonita y que ni la profesión ni la edad (Liszt y Casanova seducían a los sesenta) ni la cuenta corriente cuentan verdaderamente a la hora de la conquista de la mente. Y es que, como señala la coach Rosetta Forner (acaba de publicar Piensa como un hombre, siente como una mujer): "La auténtica seducción se hace desde el interior, lo otro es ligotear".

Encantadores de mentes

Giacomo Casanova. El conquistador más famoso de la historia (132 conquistas a su espalda) y el padre de los más clásicos seductores contó su amplio currículum amoroso en la autobiográfica Historie de ma vie (Las memorias de Casanova). Escritor, diplomático y agente secreto, Giacomo Casanova (Venecia, 1725-Bohemia, 1798), creó un estereotipo que hasta hoy ha llegado: el amante aventurero, aunque también, como señala Castellví: "Un gran conquistador y el eterno buscador que se desanimaba una vez había realizado la conquista".Responde a la perfección al principio de la seducción: "Casanova adaptaba cada cita al gusto de la dama y era capaz de despertar una lujuria pura y espontánea en el dormitorio", afirma Betsy Prioleau en Los grandes seductores. Además, señala en el libro, su voz y su dominio de la palabra lo hacían irresistible: "una voz sonora con seductoras inflexiones". Y en fin..., ¿quién puede negar el poder que posee una voz hermosa tanto en un hombre como en una mujer?

Lord Byron. Sufría el poeta Lord Byron (Londres,1788-Grecia,1824) una cojera que en principio podría parecer poco seductora, pero no fue para él problema en este sentido. Una prueba de dónde reside el poder de la seducción. El poeta, uno de los mayores casanovas de la historia, aborrecía cualquier convención y le encantaba pasearse por cualquier cuerda que fuera peligrosa. Ese peligro y desafío a lo establecido tienen mucho de imán: "El espíritu aventurero y el hombre valiente funcionan. ¿Por qué los pilotos de Fórmula 1 y de motos tienen tanto atractivo? Por soportar la tensión y el peligro" señala Patricia Ramírez. "Es innegable que a la mujer le atrae la fortaleza y al final la valentía, no ser temerario, es fortaleza". Algo de crueldad parece que también había en Byron, que hasta tal punto se saltó cualquier norma que tuvo un hijo con su hermanastra. No se puede dejar de citar la relevancia de la creatividad: "Un vistazo rápido a la lista de amantes excepcionales" señala Prioleau, "saca a relucir a unos cuantos hombres de bandera con una personalidad creativa: lord Byron, Franz Liszt, Gustav Klimt..."

Franz Liszt. Ni la edad fue impedimento para el pianista a la hora de cosechar triunfos en cuestión de seducción: hasta el final de sus días mantuvo su magnetismo prácticamente intacto. Aparte de su evidente genialidad musical, potente atractivo, Franz Liszt había sido dotado de un interesante físico en su juventud que unido a su carácter seductor (muy hábil en sus relaciones) hizo que conquistara desde princesas hasta condesas o bailarinas. Una de sus armas más poderosas fue su capacidad para saltarse toda convención: "Nadie fue capaz de poner límites al pianista Franz Liszt: un espíritu vagabundo que superaba los confines de la civilización", señala BetsyPrioleau en Los grandes seductores.  Uno de los ejemplos recogidos en su obra muestra buena parte de sus habilidades: "Liszt sabía manejar a la condesa Marie d'Agoult con un toque de delicadeza. Alternaba las peleas con reconciliaciones amorosas, y cuando estaba de gira le escribía recargadas cartas de amor salpicadas de comentarios para provocarla".

Jack London. "Forma parte de una flota de originales satélites libres como seductores...  El alma torturada de Jack London ejerció un fascinante poder de atracción sobre las mujeres" señala Prioleau, que añade: "Una personalidad excepcional que presenta una herida psíquica puede resultar un arma incendiara". En este caso resulta evidente que así fue. London, a quien algunos llamaron "el loco amante del mismo Dios" no sólo era físicamente impresionante sino que era tan poderoso en su seducción que ni las más independientes mujeres se le resistían. La sensibilidad del poeta fue una carta fundamental.

Albert Camus. Reunía Camus buena parte de las características casi de manual del seductor de mentes, era romántico, aventurero, inteligente, creativo...  Y además cumplía su palabra. "Las mujeres lo consideraban atractivo e irresistible (un Humphrey Bogart francés) y lo amaban sin límites. Un año antes de morir en un accidente de coche, a los 46 años, hacía equilibrios con tres amantes en su vida, además de una devota esposa" (Los grandes seductores).

Pablo Picasso. Para Castellví es evidente el as del pintor que enloqueció a cuantas mujeres pasaron por su vida: "Era un grandísimo comunicador. Y esa capacidad de comunicación es un elemento totalmente seductor". También Prioeau lo nombra entre las filas de los mayores casanovas de la historia y se remonta a cuando en París vivía en un sucio apartamento, algo que no impidió que las mujeres a las que conquistaba se echaran atrás. No era aún el grandísimo artista que llegó a ser y ya era un maetsro de la seducción. Un ejemplo más de cómo ni el dinero ni el espacio ni el poder ni la belleza tienen el poder que tiene el intelecto.

"Se acabó lo de la chica fácil: ahora son igual de seductoras"

No todos están de acuerdo en que las cosas hayan cambiado tanto como para afirmar que las mujeres juegan el mismo rol en el asunto que ellos, aunque así lo afirme el psicólogo Castelli y en cierto sentido las cosas hayan cambiado.

Así, la psicóloga Patricia Ramírez esgrime sus reparos: "Somos diferentes, y los jóvenes siguen sintiéndose asustados ante una mujer que tome mucho la iniciativa. Les sigue gustando ser ellos quienes lo hagan". Un tema que llama a la polémica y en el que hay opiniones para todos los gustos.

Al menos hay ciertos puntos en los que tanto ellos como ellas coinciden, parece que el sentido del humor es igual de seductor en ambos sexos. Según Ramírez a un hombre lo que de verdad le atrae pasa por: "Una mujer que tenga una buena conversación, que sea divertida, que sea flexible, que tenga iniciativa. Porque los hombres no quieren una madre, quieren una compañera". Rosetta Forner afirma que es el hecho de que uno, sea hombre o mujer, se guste a sí mismo y se respete por encima de todo, lo más seductor.

"Para mí hay dos tipos de mujeres: las que actúan siempre para gustar a los demás y dejan de ser ellas mismas y las que lo son por encima de todo", señala Forner, "y éstas son las más seductoras. No hay nada más seductor que eso. Ser uno mismo y serlo sin trampa ni cartón, es decir: la autenticidad es lo que de verdad seduce, porque no hay nada menos seductor que alguien que es sólo humo".

Matiza la pérdida de la magia en la que estamos metidos debido al exceso de oferta: "Se ha perdido la seducción, el cortejo, la magia, por un exceso de oferta. Se piensa: bueno, si no es éste o ésta, ya será otra... Hay cincuenta más".  En cuanto a los más jóvenes lo tiene claro: "Les hemos enseñado que con chasquear los dedos consiguen lo que quieren. Por eso no han aprendido a conquistar. La conquista es también sabr posponer el premio, algo que además fortalece mucho emocionalmente".

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