Quince museos alemanes se alían para resarcir a Flechtheim, marchante del 'arte degenerado'

  • Alfred Flechtheim (1878–1937) fue uno de los coleccionistas y marchantes más importantes de Europa de arte de vanguardia en el primer tercio del siglo XX.
  • Representaba a docenas de artistas, entre ellos Grosz y Picasso, y atesoraba centenares de obras expresionistas y cubistas incautadas por los nazis.
  • Murió en la ruina a los 59 años por una infección de sangre tras pincharse con un clavo oxidado en un hospital. Exposiciones e Internet desagravian su figura.
Dibujo de Max Liebermann que se expone en Hamburgo
Dibujo de Max Liebermann que se expone en Hamburgo
© Hamburger Kunsthalle, Kupferstichkabinett/bpk. Photo: Christoph Irrgang
Dibujo de Max Liebermann que se expone en Hamburgo

La muerte de Alfred Flechtheim en Londres en 1937 fue prematura, triste e injusta. Tenía 59 años, había sido uno de los promotores más importantes del arte de vanguardia europeo durante el primer tercio del siglo XX, los nazis habían saqueado su patrimonio y no llevaba un chelín en el bolsillo. Las circunstancias del deceso fueron trágicas: se había caído en la calle tras resbalar en una capa de hielo, le trasladaron a un hospital y se pinchó en la cama con un clavo oxidado de una cama. La infección de sangre fue fulminante y letal pese a la amputación del miembro.

El tenebrismo del suceso —agravado cuatro años más tarde cuando la esposa de Flechtheim, que cometió la temeridad de regresar a Berlín, se suicidó al saber que iba a ser detenida por la Gestapo e internada en un campo de concentración— convierte al "marchante judío de arte degenerado", como le llamaban los nazis, en un personaje necesitado de una revisión y un desagravio. Quince de los museos más importantes de Alemania se han aliado para resarcir su figura.

Propietario de cinco galerías

Alfred Flechtheim: Kunsthändler der Avantgarde (Alfred Flechtheim: el marchante de la vanguardia) es un proyecto de alcance en el que las quince pinacotecas (14 alemanas más una suiza) exponen, hasta marzo de 2014, obras que pertenecier0n a la fastuosa colección del marchante, que llegó a ser propietario, entre 1922 y 1931, de un imperio de cinco galerías —en Berlín, Colonia, Frankfurt, Duseldorf y Viena— y representaba los intereses como agente de artistas de primera fila, entre ellos George Grosz y Pablo Picasso.

Al mismo tiempo que cada museo exhibe las piezas de arte, el homenaje se ha expandido a Internet, con la exhibición virtual de 300 obras en la página web alfredflechtheim.com, que también detalla la biografía del coleccionista y su inquebrantable entrega a los estilos de arte que emergieron en las primeras tres décadas del siglo XX, sobre todo el expresionismo y el cubismo, por los que sentía predilección. La web precisa el camino que siguió cada pieza desde que salió de las galerías del coleccionista, "una figura simbólica en el mercado de obras de artistas de vanguardia en las época de la República de Weimar y el Tercer Reich".

Buscador por autores

La navegación por la web, que tiene un ágil buscador por autores, permite constatar el gran ojo y sentido crítico del coleccionista para valorar a pintores que todavía no eran conocidos por el gran público y descubrir y rastrear pinturas de, entre otros, Max Beckmann, Edgar Degas, Grosz, Paul Klee, Picasso y Renoir. Los promotores de la iniciativa también han montado un tweetup bajo la etiqueta .

Hijo de una familia alemana-judía dedicada a la venta de grano al por mayor y casado con Betty Goldschmidt, también con sólida posición económica, Flechtheim fue el galerista más conocido de su época y, desde la llegada al poder de los nazis, el más perseguido por promover a los artistas que estos consideraban "degenerados".

Pasquines callejeros con su foto

En 1933, cuando su nombre y fotografía empezaron a aparecer en pasquines callejeros que le identificaban como "el marchante judío de los artistas degenerados" y las galerías fueron atacadas, Flechtheim  decidió dejar Alemania. Vivió en París durante un tiempo y luego se trasladó a Londres, pero estaba arruinado y había perdido la ilusión.

Los herederos de George Grosz mantienen un litigio judicial con el MoMA de Nueva York porque el museo, al que Flechtheim entregó varias obras del artista en 1935 en depósito, nunca ha pagado por los cuadros y sostiene que la entrega fue una donación. En 2012 el Tribunal Supremo de los EE UU dió la razón al museo neoyorquino.

Mostrar comentarios

Códigos Descuento