La Guardia Civil concluye que la muerte en Moral de una octogenaria y su hijo fue un accidente

Las víctimas, que llevaban muertas más de veinte días, fueron encontradas carbonizadas dentro de su casa
Casa precintada de Moral donde aparecieron la madre y su hijo fallecidos.
Casa precintada de Moral donde aparecieron la madre y su hijo fallecidos.
EUROPA PRESS
Casa precintada de Moral donde aparecieron la madre y su hijo fallecidos.

La Guardia Civil ha concluido que el fallecimiento el pasado mes de septiembre de dos vecinos de la localidad vallisoletana de Moral de la Reina, Sagrario M.R, de 82 años, y su hijo, Emilio B.M, de 48, cuyos cadáveres fueron hallados el pasado día 14 de octubre carbonizados en su domicilio, pudo ser fruto de un accidente, según informaron a Europa Press fuentes del caso.

La investigación, en la que han participado agentes de la Policía Judicial de la Guardia Civil de Laguna de Duero y de la Comandancia de León, descarta la intervención de terceras personas, ya que la puerta de entrada de la casa, situada en plena Plaza Mayor, estaba cerrada, y apunta la posibilidad de que la doble muerte fuera accidental como consecuencia de un descuido al dejar abiertos, una de las víctimas, dos reguladores de una cocina de gas butano instalada en una cochera contigua a la vivienda.

Los investigadores han podido constatar que de los cuatro reguladores de dicha cocina, el del horno y el del quemador pequeño se hallaban cerrados pero, en cambio, los correspondientes al quemador grande y mediano se encontraban abiertos al mínimo y máximo, respectivamente. La vivienda disponía además de una cocina principal con placa vitrocerámica.

El hecho de que la puerta de acceso desde la casa a la cochera se encontrara abierta facilitó que el gas se propagara por el inmueble y se acumulara, fundamentalmente, en el pasillo y las dos habitaciones de las víctimas, cuyas puertas, a diferencia del resto de dependencias, también se encontraban abiertas. Ello explicaría que la mayor parte de los desperfectos se centraran en una parte muy concreta de la vivienda y no en aquellas dependencias que permanecían cerradas.

El interruptor de la luz

Como hipótesis de lo ocurrido, los investigadores dejan abierta la posibilidad de que la noche del siniestro Sagrario M.R, que dormía en la habitación más alejada de la cochera, pudo requerir el auxilio de su hijo, Emilio B.M, y que éste, que ocupaba el dormitorio contiguo al de su progenitora, se levantó de la cama y provocó accidentalmente la deflagración al pulsar el interruptor de la luz, con la particularidad de que lo ocurrido no fue descubierto hasta casi un mes después.

El hallazgo de los cuerpos sin vida, totalmente carbonizados, de la octogenaria y su hijo, ella tendida en el suelo de su habitación y él en pleno pasillo, causó una honda conmoción en esta pequeña localidad situada a 12 kilómetros de Medina de Rioseco y 50 de la capital vallisoletana.

Un vecino próximo a las víctimas ya se había quejado hacía tiempo del fuerte "olor a quemado" procedente del inmueble siniestrado, si bien no fue hasta el pasado día 14 de octubre cuando el concejal de Festejos, Hilario Sánchez, se personó en el Cuartel de la Benemérita de Rioseco para dar cuenta de lo sucedido y solicitar la intervención de una patrulla.

Las víctimas vivían en Valladolid pero pasaban temporadas en Moral, fundamentalmente en verano y con motivo de las recientes fiestas del Cristo, entre los pasados días 12 y 15 de septiembre, con lo que se presume que la muerte de ambas pudo producirse sobre el pasado 23 de septiembre.

La investigación cierra así un caso que había hecho circular todo tipo de conjeturas en el pueblo, hasta incluso la posibilidad de que el doble óbito estuviera relacionado con un ajuste de cuentas, aunque tampoco despeja dudas sobre el motivo por el cual se encontraban abiertos dos de los cuatro reguladores de la cocina de la cochera.

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