Las fotos tienen acabado contemporáneo —precisión digital, iluminación de estudio, cromatismo desaturado...—, pero los personajes parecen recién llegados del siglo XVI o pertenecer a un mundo imposible donde se cruzan el art nouveau, el modernismo, el cubismo, el surrealismo y otras vanguardias de comienzos del siglo XX. El fotógrafo también goza en persona de esa paradójica condición de tiempo desacoplado: nació en 1971 pero trabaja como un artesano renacentista, ocupándose de fabricar con sus manos cada uno de los elementos del vestuario de sus modelos.

El italo-suizo Christian Tagliavani es un fotógrafo artístico que prefiere construir un mundo nuevo antes que retratar el que ya existe. En su nueva exposición, programada entre el 22 de noviembre y el 22 de febrero en la CWC Gallery de Berlín (Alemania), expone un par de series sorprendentes de mise-en-scène: 1503, realizada en 2010 con la intención de fabricar una galería de personajes de un renacimiento hipotético, y el reciente proyecto Carte (2012), un juego de naipes con cada una de las figuras imaginadas a partir de un cruce múltiple de escuelas artísticas.

Cada foto de Tagliavani es un meticuloso estudio de vestuario, complementos y ambiente y cada elemento que la compone es fabricado artesanalmente a mano por el artista, un experto en el uso del papel, el cartón y la madera para crear toquillas, gorgeras, volantes, bordes en encaje, jubones, sisas y otros elementos del complejo atuendo renacentista. En Carte ha ido un poco más lejos y ha añadido elementos de fantasía: armaduras retrofuturistas, corsés, tocados modernistas...

"El mundo nunca ha visto antes un juego de cartas como éste", dicen desde la galería berlinesa, que resalta la capacidad del "mago"  Tagliavini de "jugar con los símbolos de la historia del arte y los efectos visuales de una manera técnicamente excelente y sin fronteras creativas, llevando al espectador a un estrafalario circo silencioso y lleno de sutil extravagancia en una serie incomparable, a la vez intemporal e irreal".

El fotógrafo tiene un ojo privilegiado para utilizar los volúmenes, las sombras, el grosor y las texturas, dando a cada personaje una apariencia tridimensional gracias al uso de elementos de vestuario que parecen emerger de la carta y superponerse al personaje. "Cada uno de los once naipes tienen un carácter individual influido por los patrones visuales del cubismo, el art nouveau, el arte popular italiano o la mitología . Los retratos son tan expresivos que interrogativamente al espectador, desafiándolo para qué busque el secreto de cada personaje".

En 1503, un proyecto muy celebrado en su momento, la invitación es un viaje al siglo XVI, con personajes, con nombres como Cecilia , Lucrecia o Bartolomeo, gráciles, elegantes o poderosos, pero todos ellos expresivos del orgullo del Renacimiento. Con un estilo que pretende llevar a la fotografía la elegancia manierita del pintor florentino Agnolo di Cosimo, conocido como Bronzino —el título de la serie es el año de nacimiento del artista italiano—.

Antes de hacer la foto, Tagliavani realiza un minucioso estudio previo de la luz, los volúmenes, el vestuario y los elementos de atrezzo. Para 1503 empleo en este proceso de documentación y diseño trece meses. "Es un artista universal que triunfa en el desafío de citar la historia del arte sin dedicarse simplemente a copiarlo".

Desde su página web, el fotógrafo invita a quienes lo deseen a un casting permanente. "Siempre estoy a la búsqueda de personas para participar en mis puestas en escena. Retrato a todo tipo de personas, sin que importe su aspecto porque creo que existen muchos tipos de belleza, no solamente uno", dice a los interesados.