Los padres del bebé muerto en el Clot quedan en libertad acusados de homicidio imprudente

  • Deben presentarse diariamente en el juzgado como medida cautelar.
  • El bebé lloró toda la noche hasta las seis de la madrugada, según una vecina.
  • El padre del pequeño intentó reanimarlo sin éxito antes de que llegara la policía.
Imagen de Google Maps del inmueble del barrio barcelonés del Clot, donde viven los padres acusados de la muerte por imprudencia de su bebé.
Imagen de Google Maps del inmueble del barrio barcelonés del Clot, donde viven los padres acusados de la muerte por imprudencia de su bebé.
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Imagen de Google Maps del inmueble del barrio barcelonés del Clot, donde viven los padres acusados de la muerte por imprudencia de su bebé.

Un juzgado de guardia de Barcelona ha decretado libertad con cargos por un delito de homicidio por imprudencia para los padres detenidos por la muerte de su bebé este viernes en el distrito de Sant Martí. Ambos deberán comparecer a diario en el juzgado, según ha informado este lunes el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC).

La detención del padre, de 42 años y nacionalidad española, y la madre, de 24 y de origen brasileño, se produjo el viernes sobre las 11.30 horas, después de que la policía fuera alertada de la muerte del bebé, que yacía en el cochecito cuando llegaron los agentes.

El piso donde vivía la familia, situado en el barrio del Clot, se encontraba en malas condiciones de salubridad y se encontraron restos de sustancias estupefacientes, concretamente de marihuana. La pareja fue detenida por un delito de homicidio imprudente, tras contradecirse en las explicaciones sobre lo ocurrido.

Una de las vecinas, Teresa, se mostraba este lunes muy molesta porque, durante uno de los últimos altercados que obligó a avisar a los Mossos, advirtió a la policía de que el bebé sufría maltratos. "Pero nadie hizo nada". Según han informado fuentes municipales, la familia nunca pidió ayuda a los Servicios Sociales y el Ayuntamiento desconocía su caso.

La noche del jueves al viernes, Teresa escuchó los llantos "de gatito" del niño hasta las seis de la madrugada, cuando "calló". Hacia las diez de la mañana, los gritos de la madre sacaron de la cama buena parte de los vecinos, que acudieron al domicilio.

Cuando se disponían a llamar al timbre, abrió la madre muy afectada gritando que su hijo estaba muerto. Teresa entró "armada con un bastón y el teléfono móvil" y encontró el padre intentando reanimar a la criatura con las técnicas que había aprendido en un curso de la Cruz Roja. Pero ya estaba muerto, tenía el cuerpo "frío", se lamentaba Teresa.

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