No ha funcionado: reunir a una de las actrices del momento, Naomi Watts, y a un personaje del carisma de Diana de Gales en una película, Diana, no basta para arrastrar al público a los cines. Eso, al menos, es lo que ha ocurrido con el biopic sobre los dos últimos años de la Princesa de Gales, que apenas ha recaudado 50.000 euros en los 38 cines estadounidenses en los que se ha estrenado este fin de semana.
Las previsiones no eran muy buenas: la película ya fue muy mal acogida por los expertos, que la recibieron con unas "críticas devastadoras" según el propio director del filme, Oliver Hirschbiegel.
Así, por ejemplo, The Telegraph habló de la película en terminos de "una auténtica porquería", mientras The Daily Mirror la definía como "barata y sin ningún encanto".
Quizá por eso, la película tampoco ha funcionado en el Reino Unido, donde se estrenó hace dos semanas sin pena ni gloria: apenas pudo ser quinta en taquilla en su primer fin de semana en cartel.
Para el director, la explicación a este mediocre resultado en Inglaterra es que "todo lo relacionado con Diana sigue siendo traumático para los británicos".
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