"Le oí gritar socorro, socorro, que me muero"

  • Rogelio Sanmamed rescató ayer a un anciano de morir en un incendio
  • Tiene 33 años y es agente de movilidad
  • En el fuego resultaron heridas otras nueve personas

Rogelio Sanmamed, de 33 años, bajaba ayer de casa con su novia por las escaleras, a las nueve de la noche, cuando una columna de humo "cada vez más denso y negro" le cortó el paso ya en el portal. Un incendio empezaba a consumir desde el sótano el edificio en el que vive desde hace doce años, en la calle Donoso Cortés, 55, en Chamberí.

Tenía las gafas derretidas y ya había perdido la piel
La pareja reaccionó rápido. La chica volvió sobre sus pasos para avisar a todos los vecinos del edificio mientras Rogelio, que
fue bombero en el ejército durante cinco años, conseguía alcanzar la calle entre el humo para pedir los extintores del edificio de enfrente. "Fue para nada. La espuma no conseguía reducir el fuego, que ya salía a llamaradas desde el sótano", explica.

El fuego se había originado, por causas aún desconocidas, en un local del sótano. En la puerta de enfrente vive solo un anciano de 94 años, que debía superar dos tramos de escaleras para llegar al portal y ganar la salida del edificio. En pleno caos por el incendio y el humo, y antes de que llegaran los bomberos, el portero le dijo a Rogelio que le parecía haber oído pedir socorro al vecino del sótano.

Rogelio no lo pensó dos veces y, ayudado tan sólo por una linterna, intentó bajo las escaleras para rescatar al anciano. No lo consiguió hasta el quinto intento.

Antes, el humo y las llamas le habían impedido alcanzar al vecino que, mareado y asfixiado, se había sentado en un escalón entre los dos tramos de escaleras, quieto, sin grandes esperanzas de salvar la vida, pidiendo auxilio.

Rescate rápido

"Vi un bulto y por fin le oí pedir auxilio. ‘¡Socorro, socorro, que me muero!', gritaba. Lo cogí por las axilas y me lo eché al hombro". Así consiguió Rogelio salvar a su vecino de una muerte segura. Al salir a la luz, en la calle, el improvisado heroe, que trabaja como agente de movilidad, comprobó lo oportunísimo de su gesto.

El anciano sufría graves quemaduras en cara, cuello y manos. "Tenía las gafas derretidas y ya había perdido la piel", explica Rogelio, aún impresionado por la escena. "Me siento bien. Sé que le he salvado la vida. Pero en el momento no eres consciente del peligro. Me empecé a poner nervioso luego, cuando todo había pasado".

Los bomberos apenas tardaron ocho o diez minutos en llegar al edificio en llamas. "Fue poco tiempo, pero a mí me pareció una eternidad", recuerda Rogelio. Gracias probablemente a su intervención, el vecino del sótano, de 94 años, salvó la vida. Ahora, el anciano está ingresado en el hospital de La Paz donde se recupera de las graves heridas que sufrió. La intervención de Rogelio Sanmamed, seguro, le ha retrasado la muerte.

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