"Estoy en el paro desde hace cuatro años; mi marido también está sin trabajo. La única solución que tenemos ahora para vivir es una ayuda de Cáritas, que es un soporte fundamental, y hasta que a mi marido le den por fin una pensión que tiene pendiente". Araceli Solsona (38 años, dos hijos) reconoce que lo ve "todo muy negro" desde que en septiembre se le acabaron las ofertas para trabajar limpiando. Tanto que su hijo Alejandro también se ha apuntado a las listas del paro en cuanto a cumplido la edad mínima, "para ayudar en casa".
Hacer la compra con ayuda económica de la familia extensa, utilizar a conexión a internet de un vecino... La situación de Araceli y su familia es similar a la de los 1,8 millones de hogares que, según la Encuesta de Población Activa (EPA) publicada este jueves, tienen a todos sus miembros en paro. Y es que este es uno de los perfiles de población más golpeados por la crisis. No es el único.
Con 55, sin salidas
Otro colectivo dañado especialmente por la destrucción de empleo son las personas mayores de 55 años. Es el caso de Mariví Torres (56 años), que lleva desde agosto en el paro. "Trabajaba en una farmacia, pero como ya no vendía casi nada y se iba a jubilar el dueño, pues cerró. He comprobado que los que estamos en el paro después de los 55 lo tenemos mucho peor, a mi ni me dejan llegar a las entrevistas de trabajo por la edad; ni para cuidar niños", lamenta.
También difícil es la situación de Juan Manuel Millán (53 años), con cuatro hijos. Perdió su empleo como vigilante de seguridad hace tres años ("cerró la empresa por falta de carga de trabajo") y logra salir adelante gracias a que su esposa mantiene su puesto. Después de tanto tiempo buscando, tiene claro que su problema "es la edad. He buscado por todas partes: Internet, Inem, colegas... pero nada. He intentado reciclarme, pero con los recortes hay muy poca cosa", añade.
Jóvenes precarios
Su caso es como el de tantos jóvenes españoles, 'ninis' forzados, instalados en la precariedad y la temporalidad. En su opinión, la tan citada recuperación de la economía "no se nota para nada" y es por eso que ha acudido a la oficina madrileña de empleo a apuntarse a un curso del paro de energías renovables. "Todavía no me han contestado. Encima de que no hay trabajo es cada vez más complicado formarse", critica. Aún así, a medio plazo, es "optimista. No me queda otra", reconoce.
Cuanto más tiempo sin trabajo, peor
En la búsqueda activa de empleo, el tiempo juega en contra del desempleado. Cuanto mayor es el tiempo sin trabajo, mayor es la dificultad de encontrar un puesto. Muestra de ello es que a pesar de la reducción en el número de parados, aquellos que son de larga duración (más de un año buscando) han vuelto a aumentar (un 0,05%) hasta los 2.89 millones.
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