Realizar un recorrido por la obra de 'Dalmati-Narvaiza' es posible hasta el 3 de noviembre en la sala Amós Salvador

La sala de exposiciones Amós Salvador de Logroño acoge hasta el próximo 3 de noviembre, un recorrido por la obra de los escultores y pintores 'Dalmati-Narvaiza', con la que se quiere rendir homenaje al centenario del nacimiento de Alejandro Rubio Dalmati, en 1913, y que falleció en 2009.
Exposición Dalmati-Narvaiza
Exposición Dalmati-Narvaiza
EUROPA PRESS
Exposición Dalmati-Narvaiza

La sala de exposiciones Amós Salvador de Logroño acoge hasta el próximo 3 de noviembre, un recorrido por la obra de los escultores y pintores 'Dalmati-Narvaiza', con la que se quiere rendir homenaje al centenario del nacimiento de Alejandro Rubio Dalmati, en 1913, y que falleció en 2009.

A la presentación de la exposición, que se inaugura esta tarde, a las 20,00 horas, ha acudido Alejandro Narvaiza, la otra mitad creativa de Dalmati, así como han participado la concejal de Comercio, Cultura y Turismo, Pilar Montes, y el director general de Cultura, José Luis Pérez Pastor.

Éste último ha destacado que no sería fácil imaginar Logroño "sin la estatua del Labrador, el monumento a los Ilustres o al Fuero" o Tauste "sin su cristo yacente", a las que ha unido otras obras de esta pareja de "hombres del Renacimiento", como los ha definido el director general de Cultura.

Pérez Pastor ha afirmado que la obra de ambos ha estado guiada "por un ansía perpetua por la concordia y la paz entre los hombres", así como "por el ansia por la libertad del pensamiento y el buen trato entre las personas".

Por su parte, Narvaiza que ha querido huir de la palabra artista para definirlo, ha señalado que se consideraba "un artesano, un escultor, un pintor". Ha reconocido que trabajan en tal unión que "era difícil saber de quién era cada obra", y para ello ha puesto el ejemplo de un mural, realizado en Chile, y en el que cada uno "comenzó por un extremo a trabajar, y cuando nos unimos en el centro no se notaba la mano de cada uno".

Sobre la muestra, ha apuntado que "mi mayor empeño ha sido hacerla didáctica", por lo que junto a algunas de las obras se pueden ver los bocetos que hacían Dalmati y Narvaiza.

Montes ha explicado que al cumplirse cien años desde su nacimiento, Cultural Rioja ha querido rendir un homenaje al que fuera autor de esculturas como los monumentos al Labrador, a Los Fueros, a los Donantes de Sangre de Logroño o de la Fuente de los Riojanos Ilustres.

La exposición cuenta con 54 esculturas y 69 pinturas y dibujos, que han sido cedidas, principalmente por Alejandro Narvaiza, así como por el Museo de La Rioja, el Museo de Calahorra, la Consejería de Cultura, el Instituto de Estudios Riojanos, Fundación Caja Rioja, además de numerosos particulares.

Una vida dedicada al arte

Alejandro Rubio Dalmati, hijo de padre español y madre chilena, nació en el pueblo chileno de Chillán. Su padre, natural de Fuenmayor, era un gran tallista y trabajó de profesor en la Escuela de Artes y Oficios, por lo que, en cierta medida, Rubio Dalmati recogió la tradición familiar de amor por la plástica y la escultura.

Una vez en Logroño, Rubio Dalmati se educó con los Maristas. A los 14 años dejó la escuela y empezó a preparar oposiciones a banca, pero pronto decidió que su camino era la escultura y se trasladó a Madrid para estudiar Bellas Artes en la Academia de San Fernando. En Madrid compaginó los estudios de Bellas Artes con los de Anatomía (durante tres cursos) para aprender cómo era el cuerpo humano y utilizar ese conocimiento en sus obras escultóricas..

También en Madrid conoció a Picasso y a Gabriela Mistral, cónsul de Chile, quien le proporcionó documentación chilena que, a efectos legales, le valió para librarse del servicio militar. Fueron años de trabajo artístico, primeras exposiciones y tertulias literarias. En esta época comenzó la Guerra Civil, que le hizo volver a Logroño, en donde fue detenido debido a sus inclinaciones republicanas, acusado de ser comunista y anarquista, denunciado por uno de sus colegas.

Gracias a su nacionalidad chilena y a un amigo jesuita, artista como él, salió de la cárcel y, con 23 años, se embarcó en un buque hacia América. En Chile se ganó la vida haciendo encargos hasta que, poco a poco, empezó a ser conocido entre los profesores de la Universidad Católica de Chile, cuyo rector le llamó para que diera clases de pintura allí.

Rubio Dalmati siempre ha reconocido la paradoja que se produjo en su vida, puesto que después de no ser creyente y de criticar a la Iglesia, ahora ésta le proporcionaba trabajo. Y, de hecho, gran parte de la obra de Rubio Dalmati tiene que ver con figuraciones religiosas. En Chile construyó íntegramente las catedrales de Talca, Concepción y Chillán, así como la de Valparaíso.

Realizó diversos viajes a España, casi siempre por motivos de trabajo, en 1945, 1955 y 1965, año en el que decidió quedarse a vivir definitivamente aquí. Desde entonces, ha trabajado unas veces en solitario y otras en compañía de su sobrino, Alejandro Narvaiza, al que considera como un hijo.

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