El diputado de CiU, Josep Sánchez Llibre, ha agradecido este jueves el apoyo recibido "de todo el arco parlamentario" tras el ataque de un grupo de radicales de extrema derecha que sufrió la sede de la Generalitat en Madrid durante la celebración de un acto institucional organizado con motivo de la Diada. El diputado se encaró a los asaltantes y resultó herido.

Sánchez Llibre, quien considera el ataque de un hecho "puntual", ha calificado el altercado de "un acto vandálico, fascista, de una intolerancia política muy importante y de un gran sentimiento radical de catalanofobia" aunque ha puntualizado que "nada tiene que ver con el Madrid real", donde lleva 22 años viviendo. "Sólo tengo palabras de satisfacción por la acogida que he tenido", ha agregado.

El diputado, quien recibió un puñetazo y fue tirado al suelo, ha agradecido a los portavoces de todos los grupos parlamentarios que le llamaron para interesarse por su salud, así como al presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, y al de la Generalitat, Artur Mas, quienes también le telefonearon.

También ha tenido unas palabras de agradecimiento para los médicos que le atendieron tanto a él como al delegado de la Generalitat en Madrid, Josep María Bosch, en el hospital Gregorio Marañón.

Asimismo, ha celebrado la labor de la Policía, que ya ha identificado y detenido a doce de los asaltantes. Se trata de once hombres y una mujer, con edades comprendidas entre los 23 y los 56 años, que pertenecen a organizaciones de ultraderecha como Falange y Democracia Nacional. Están acusados de agresión, intromisión, desórdenes y daños.

En cualquier caso, Sánchez Llibre ha pedido la presencia policial en los actos que celebre la Generalitat en el futuro y el consejero de Interior catalán, Ramon Espadaler, ya ha anunciado que revisarán la seguridad del centro Blanquerna.

De hecho, el líder de IU, Gaspar Llamazares, se ha preguntado por qué el Ministerio del Interior no estableció un dispositivo de seguridad. El senador del PNV Iñaki Anasagasti, quien presenció el ataque, ha explicado que los asaltantes estaban "muy organizados con un pinganillo y uno les daba órdenes". "Quiero creer que es una anécdota y no un síntoma", ha afirmado.