Cuando The Smiths editaron el primero de sus cuatro álbumes —The Smiths, 1984—, el fotógrafo Lawrence Watson (Londres, 1963) empezaba a intentar ganarse la vida con una cámara en las manos. Había dejado el instituto a los 16 años, entrado como aprendiz en un laboratorio para iniciarse en los secretos del revelado y acudía a todos los conciertos que podía para practicar porque adoraba la música y comulgaba con los nuevos aires de libertad del  punk, la new wave y el post-punk.

Cuando escuchó las canciones del disco de debut del grupo de Manchester, Watson se quedó prendado de las melodías contagiosas, las referencias cultistas y, sobre todo, de la bravuconería del cantante Morrissey. Tomó entonces la decisión de hacer todo lo posible por acceder a la nueva banda, acusada por aquel entonces en la prensa sensacionalista de defender la pedofilia con canciones como Reel Around the Fountain y aprovecharse, en Suffer Little Children, del sufrimiento de las familias de niños asesinados por una pareja de serial killers.

Que el acercamiento se produjo, dió resultados y derivó en una relación sostenida y larga queda patente en el libro The Smiths, recién publicado por la editorial británica especializada en música Foruli Codex. El volumen, una verdadera fotobiografía del grupo, es una selección de imágenes de las muchas sesiones de Watson con el grupo, algunas por encargo de publicaciones musicales, otras promocionales y algunas más para uso discográfico, como la portada del single de Morrisey en solitario Interesting Drug (1989).

La admiración de Watson por Morrissey, su cínica inteligencia y carácter plenamente norteño, condujo a una química entre el líder del grupo y el fotógrafo, al que aconsejaba montajes, localizaciones e ideas que se materializaron en los años de más éxito del grupo, entre 1982 y 1985, cuando se convirtieron en una de las bandas más queridas por el público inglés. Watson retrató a los Smiths en algunos de los lugares más queridos por el grupo, como el Picadilly Hotel o el club Salford Lads que aparece en el interior de la carpeta del álbum The Queen Is Dead (1986).

Watson declara que la elaboración de la fotobiografía le ha permitido "revivar algunos recuerdos maravillosos de trabajar con una de  las bandas más grandes del mundo. Así como su música vivirá por siempre, así también lo harán las fotos que capturaron al grupo en su momento más real". Las imágenes, añade, transmiten todo lo que hace a los Smiths "tan especiales".

Establecido como uno de los fotógrafos musicales más activos de los últimos 25 años, Watson ha documentado a casi todos los grupos del brit pop (Blur, Oasis, Suede, Pulp...) y a muchos otros artistas contemporáneos, desde Beck, los Pet Shop Boys, los Blow Monkeys y, sobre todo, a Paul Weller, de quien se ha convertido en el fotógrafo de confianza.