Acusado de asesinar a su mujer recuerda haber sufrido un "shock" antes de los hechos y haber bebido

Francisco Antonio J.J., el hombre de 44 años y vecino de Vícar (Almería) acusado de asesinar a su esposa, Salud G.C., después de que ella iniciara los trámites de divorcio ha alegado en la primera vista del juicio con jurado popular que si bien no recuerda "nada" de cómo se sucedieron los hechos, sí sabe que la noche antes del crimen sufrió un "shock" que ya habría sufrido también en noches anteriores y que ha ligado al consumo continuo de alcohol.
El acusado del crimen de Salud G.C., Francisco Antonio J.J.
El acusado del crimen de Salud G.C., Francisco Antonio J.J.
Europa Press
El acusado del crimen de Salud G.C., Francisco Antonio J.J.

Francisco Antonio J.J., el hombre de 44 años y vecino de Vícar (Almería) acusado de asesinar a su esposa, Salud G.C., después de que ella iniciara los trámites de divorcio ha alegado en la primera vista del juicio con jurado popular que si bien no recuerda "nada" de cómo se sucedieron los hechos, sí sabe que la noche antes del crimen sufrió un "shock" que ya habría sufrido también en noches anteriores y que ha ligado al consumo continuo de alcohol.

"En noches atrás, lo mismo que esa noche, en la cabeza me dio algo raro, como un shock, y cuando me vine a dar cuenta de dónde estaba es cuando ya estaba en prisión", ha manifestado el acusado después de que el Ministerio Público, que solicita para él una pena de 31 años de prisión, le preguntara qué es lo que recuerda de la noche anterior a la mañana en la que acabó con la vida de su mujer, con la que mantenía una hija de entonces 13 años.

El procesado ha achacado a su consumo de alcohol el "problema" de su matrimonio aunque ha negado que se produjeran discusiones frecuentes entre la pareja por este motivo. "Yo solía callarme y después me ponía a beber. Sabía que me lo decía por mi bien", ha expresado ante el fiscal, que además de 25 años de prisión por un delito de asesinato, pide también para él seis años más de cárcel por un delito continuo de amenazas y otro de violencia psíquica habitual en el ámbito familiar.

El acusado, quien ha apuntado en varias ocasiones su adicción al alcohol como la causa por la que su mujer inició el proceso de divorcio, ha explicado que sitió "mucha pena" cuando le llegó una misiva del juzgado en relación a la separación días antes de los hechos. "Cogí el papel, lo hice un rollo y me dio por beber más", ha indicado al hacer referencia al documento que posteriormente fue encontrado en el lugar del crimen y que sirvió para señalar el móvil.

Con esto, ha explicado que en ocasiones también consumía cocaína y que había estado años atrás en un programa de desintoxicación que finalmente abandonó. También ha precisado que antes de irse a trabajar por las noches como conductor de un camión de basura y al volver, solía "empezar a comer y beber cerveza y vino", cuyas botellas dejaba habitualmente junto al sillón en el que veía la televisión.

A preguntas de la acusación particular, que interesa para él 37 años de cárcel al entender que también ejerció violencia psíquica y lesiones sobre la hija de ambos, ha indicado que la última vez que recuerda haber visto ha Salud G.C. fue "días antes" del crimen, de forma que ha negado recordar contacto con ella el día antes de los hechos en el que, según la acusación, instó a la víctima a que le llevara a un reconocimiento de su mutua.

La pérdida temporal de memoria comienza resolverse tras el crimen, según la declaración del acusado, una vez que se encuentra en el Hospital Torrecárdenas de Almería al que fue conducido porque, según ha dicho, le "dolían las manos", por lo que le "pusieron vendas en las dos", según ha rememorado.

Francisco Antonio J.J., que en los días anteriores a los hechos se encontraba de baja laboral debido a una lesión que se había provocado tras tener un golpe estando ebrio en una boda, según ha declarado, ha negado ante las preguntas de su defensa que su mujer le avisara con que le fuera a denunciar por algún motivo así como que ella tuviera "miedo de él".

A cuestiones de la defensa, que solicita para su cliente una pena máxima de dos años y seis meses de prisión por un delito de homicidio con las atenuantes de arrebato y obcecación, actuar bajo los efectos del alcohol y trastorno mental transitorio, el acusado ha negado también recordar que en el momento del crimen estuviera siendo observador a través de la ventana por otras personas.

Ataque "repentino y por sorpresa"

Durante su exposición, el Ministerio Público ha mantenido que el acusado actuó a través de un ataque "repentino y por sorpresa" que previamente habría planificado, según su tesis y por la que califica los hechos de asesinato.

En esta línea, ha apuntado que en el momento el que se produjo la muerte a golpes de Salud, que había pasado la noche anterior en su trabajo en el Hospital de Poniente, el acusado "llegó incluso a correr la cortina cuando notó que lo veían desde fuera" y "dejó de golpear" a la mujer "para continuar después" cuando "llamaron al timbre", lo que "no se corresponde con un arrebato".

Asimismo, ha negado la existencia de "problemas mentales" en el acusado, sobre el que "no hay análisis" que permitan determinar si en el momento de los hechos había consumido alcohol. En esta línea, ha asegurado que "no existen" síntomas "de lucha" por lo que el ataque fue "imprevisto" por la víctima, sobre la que se situó una vez que estaba "arrinconada" en un espacio reducido de la sala y a la que "golpeó repetidamente" arrancando un trozo de oreja y pelo hasta acabar con su vida.

En esta línea, la defensa ha negado que se produjera un asesinato planificado por el encausado ya que pese a que la muerte se produjera a golpes, el dolor "no era la intención" del autor del crimen. En este sentido, ha indicado que según los testimonios, la muerte se habría producido tres cuartos de hora después de la fecha señalada, por lo que ha rechazado que el ataque se iniciara por sorpresa a la llegada de la mujer a casa.

Con esto, ha mantenido que Francisco Antonio J.J. no planificó la muerte de Salud, que se llevó a cabo "en la habitación más visible y abierta" de la casa y "con gente mirando"; toda vez que ha rechazado que se "le cuelgue el pack completo de maltratador" a su cliente ya que "no había denuncias en los años previos", pese a que el matrimonio estuviera "deteriorado".

Inhabilitación de la patria potestad

La acusación particular, que además ha solicitado 425.000 euros en indemnizaciones para los familiares de la fallecida y la prohibición de residir en Vícar durante más de 35 años, ha centrado su tesis ante los miembros del jurado en que el autor de la muerte de la mujer "no puede" representar a la hija de ambos "ni tener ningún poder sobre ella", por lo que ha insistido en el que la patria potestad sobre la chica debe "quedar inhabilitada".

Asimismo, ha puesto señalado que durante el juicio, que tiene prevista su última jornada el próximo día 12, se verá cómo la muerte de Salud G.C. es "el último escalón de una escalera" en la que "hay un peldaño tras otro que se inician con la relación de noviazgo" en referencia a una situación de malos tratos habituales, según ha sostenido.

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