Los conflictos entre vecinos y falleros por los ruidos de los casales falleros se verán sensiblemente reducidos en un breve plazo de tiempo, gracias al proceso de regularización al que se están sometiendo las comisiones.

Y es que, cuando falta menos de un mes para que finalice el plazo para que las fallas se acojan a uno de los tres tipos de licencias (A, B o C) definidas por la Conselleria de Gobernación para poder funcionar con arreglo a unas normas, todas las que lo han hecho, de momento, se han acogido a la tipología B. Concretamente, ya son 261 las que se han decantado por esta opción, según han informado fuentes de la Concejalía de Fiestas.

La licencia de tipo de B implica que los casales de estas fallas no serán abiertos a la pública concurrencia y que pueden realizar actividades lúdicas y de ocio dirigidas a los miembros de la comisión y a invitados.

Con respecto a los horarios, la intención de Junta Central Fallera es que sean los mismos que los de los bares, lo que implicaría su cierre a la 1.30 horas de la noche: «Los servicios jurídicos están estudiando la fórmula para plasmar los horarios en una ordenanza o decreto», han explicado. Además, cada comisión deberá colocar en la fachada o puerta de su casal qué tipo de licencia tiene.

La licencia de tipo A implica que solo puedan acceder falleros para hacer labores administrativas y la de tipo C autoriza a que sea un local de pública concurrencia, aunque obliga a cumplir las normas de la ley de espectáculos en cuanto a medidas de seguridad e insonorización.

La Justicia ha obligado hasta ahora a cerrar dos casales falleros de Valencia ciudad por problemas de ruidos tras sendas denuncias vecinales. La primera se produjo en el año 2009, contra la falla General Pando-Serrano Morales, en el casal que estaba ubicado en un bajo de la calle Finlandia. La segunda sentencia se dictó el pasado mes de enero contra la falla José María de Haro-Poeta Mas y Ros.