Los 'indignados' brasileños buscan su identidad política y se dividen en ideologías opuestas

  • Ciertos sectores ya denuncian un "giro conservador" en las protestas.
  • Los organizadores también están alarmados por la cantidad de banderas de partidos y fuerzas de izquierda.
  • El movimiento Pase Libre (organizador originario de las protestas) "es no partidista, pero no antipartidista", dicen.
  • En las manifestaciones los participantes han abucheado a personas que llevaban símbolos de partidos políticos.
Un manifestante se pinta la cara este fin de semana en Fortaleza (Brasil) durante una protesta para exigir mejores servicios públicos.
Un manifestante se pinta la cara este fin de semana en Fortaleza (Brasil) durante una protesta para exigir mejores servicios públicos.
EFE
Un manifestante se pinta la cara este fin de semana en Fortaleza (Brasil) durante una protesta para exigir mejores servicios públicos.

Algunos de los impulsores de la ola inesperada de protestas en Brasil se plantean el rumbo político que debe seguir el movimiento, en especial después de ataques contra miembros de partidos y activistas de grupos sociales ocurridos en algunas marchas.

Ciertos sectores ya denuncian lo que consideran un "giro conservador" en las protestas.

El movimiento Pase Libre, que convocó las primeras marchas tras un aumento del precio del transporte, que fue derogado este miércoles, anunció el viernes que no organizará nuevas manifestaciones en Sao Paulo, debido a la "infiltración" de grupos ajenos a sus intenciones.

"Consideramos que grupos conservadores se infiltraron en los actos para defender propuestas que no nos representan", dijo Rafael Siqueira, portavoz de Pase Libre, quien explicó que surgieron grupos que defienden la penalización del aborto o la reducción de la edad de responsabilidad penal, a lo que el movimiento se opone.

Abucheos a símbolos partidistas

La organización también está alarmada por el hostigamiento de personas que llevan banderas de partidos y fuerzas de izquierda. El Movimiento Pase Libre "es no partidista, pero no antipartidista", aseveró.

Bruna Provazi, miembro de la Marcha Mundial de las Mujeres, dijo que últimamente ha sentido un cambio en el perfil de los manifestantes, al menos en São Paulo, algunos de los cuales han actuado contra personas de izquierda, según ella.

"Fuimos expulsados de la calle, rasgaron la bandera de Uneafro (Unión de Núcleos de Educación Popular para Negras/os y la Clase Trabajadora) y comenzó una 'caza' por parte de neo-nazis a todos los que iban de rojo", dijo la activista.

El diputado estatal Marcelo Freixo, del Partido Socialismo y Libertad (PSOL), quien preside la Comisión de Derechos Humanos de la Asamblea Legislativa de Río de Janeiro (Alerj), dijo también haber presenciado ataques de un grupo neonazi contra militantes de izquierda.

Asimismo, en las manifestaciones los participantes han abucheado a personas que llevaban símbolos de partidos políticos.

"Creo que los partidos no deben insistir en llevar la bandera, lo que no significa que no deberían ir. No tienen que querer controlar el movimiento" dijo el diputado.

Pese a que las marchas lograron que ayuntamientos de todo el país derogaran las alzas del precio del transporte público, las marchas han seguido porque aglutinan otras reivindicaciones, como la mejora de la salud y la educación, el combate a la corrupción y la protesta por el gasto en la organización de la Copa Confederaciones de fútbol y el Mundial de 2014.

Freixo dijo entender la "aversión" a los partidos, pero consideró que es una postura "peligrosa". "Lo contrario del partido es el totalitarismo. Lo primero que hace cualquier dictadura es acabar con los partidos y el parlamento", indicó.

En contrapartida, el senador Cristovam Buarque (del Partido Democrático del Trabajo, PDT) sugirió el viernes el fin de los partidos actuales en el país.

"El partido es parte del sistema. Es por eso que (los manifestantes) no quieren que ninguno de nosotros entre (en el movimiento) y tienen razón en no querer. Incluso simpatizando con ellos (...) nosotros somos parte del sistema", dijo el senador.

Buarque pidió en un discurso en el Senado el jueves una profunda reforma política, que debe ser llevada a cabo, a su juicio, por congresistas elegidos específicamente para eso y que no puedan optar a la reelección.

Por su lado, la presidenta Dilma Rousseff rechazó el viernes en un mensaje en cadena nacional la condena que las manifestaciones han hecho a todas las formas de política tradicional y a los partidos. Aunque admitió que la política debe ser "oxigenada", advirtió de que "ningún país puede prescindir de partidos ni del voto popular".

El sociólogo Ignácio Cano cree que Brasil necesita esa reforma política, pero considera difícil que los propios políticos la lleven a cabo. "Quizás un shock externo puede acelerar este proceso", dijo.

"Lo que las manifestaciones rechazan es el establishment (indicó Cano). Yo no creo que haya ningún rechazo al sistema político. Claro que siempre hay minorías radicales, pero (el movimiento) no es en contra de la democracia".

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