Concretamente, la Audiencia impuso para el padre Rafael G.G., de 58 años, y trabajador de la ONCE, y su hijo Rafael G.R., de 28 y militar, la pena de doce años y medio de prisión por un delito de homicidio con agravante de abuso de superioridad, y para el tercero Ismael G.R., de 29, y con una discapacidad intelectual del 75 por ciento, tres años y medio, por el mismo delito pero con la eximente incompleta de alteración psíquica.

Sin embargo, el Alto Tribunal andaluz considera ahora, en un fallo al que ha tenido acceso Europa Press, que los tres procesados, que fueron declarados culpables por un jurado el 20 de noviembre del pasado año, no tuvieron ánimo de causar la muerte a su víctima y "pese al dolor que hubo de infligirse", ya que el discapacitado sufrió el descoyuntamiento del hombreo, fractura de húmero, quemaduras de cigarrillo y un golpe severo en el tórax, éstas no son lesiones "que típicamente produzcan" el fallecimiento de una persona.

De hecho, el óbito acaeció un mes después, "como consecuencia mediata" de tales agresiones "pero coadyuvando otros procesos", como una insuficiencia renal por inmovilización "que difícilmente son consideradas por quien quiebra dos huesos o golpea con un puñetazo en el tórax".

Por ello, el TSJA absuelve del delito de homicidio a los tres inculpados, estimando en parte el recurso interpuesto a la sentencia inicial, condenando a los dos primeros por lesiones dolosas, en concurso ideal con homicidio imprudente, a cinco años de cárcel, y al tercero, por el mismo delito, a un año de cárcel, al concurrir en este caso la eximente incompleta de alteración psíquica.

La víctima y el padre de los dos jóvenes se conocían por haber mantenido durante muchos años "una estrecha relación de amistad", que iniciaron tras conocerse por mediación de un usuario de 'Asprogrades', adonde también asistía el acusado Ismael G.R., por lo que el ahora fallecido frecuentaba el domicilio de ambos. Sin embargo, la amistad terminó en 2007.

El otro de los hijos, Rafael G.R., soldado profesional, llegó a Granada el 26 de septiembre de 2008, ausentándose de su destino en el cuartel de la Legión en Viator (Almería), sin el permiso de sus superiores.

Esa misma madrugada, cuando Gregorio M.G., que padecía un retraso mental ligera, se encontraba durmiendo en su domicilio de la calle Severo Ocho de Granada capital, entraron en su casa los tres inculpados, acompañados de una cuarta persona que no ha podido ser identificada.

Tras despertarle, le ataron y le quemaron con cigarros en rodillas y en la boca exigiéndole una cantidad no determinada de dinero que Gregorio se negó a entregar, por lo que le asestaron fuertes golpes y puñetazos en distintas partes de su cuerpo. Cesada la agresión, los acusados y el cuarto individuo dejaron a la víctima en el suelo de su habitación, donde fue encontrado por su madre dos días después, a las 16,00 horas. El dormitorio estaba intacto y sin signos de violencia, y la puerta de la vivienda estaba cerrada y con dos vueltas de llave.

Tras ser atendido por un equipo de emergencias del 061, fue ingresado en el Hospital Virgen de las Nieves con pronóstico muy grave y trasladado a la UCI, desde donde fue derivado al Hospital de Traumatología, en el que se le operó de su fractura de brazo. Finalmente falleció justo un mes después de la agresión, el 26 de octubre a las 6,10 horas por cuadro séptico y neumonía secundarios a las lesiones sufridas.