El importe medio de los vehículos de ocasión en Baleares se situó en marzo en los 12.823 euros, un 1,9% superior al mismo mes de 2012, lo que supone un contraste con la caída de la media nacional, que bajó un 2,7% hasta los 12.248 euros, según refleja el 'Observatorio europeo de precios', elaborado por la plataforma de vehículos en la red AutoScout24.

Por comunidades, la caída de los precios en marzo sigue siendo la tónica general, con Castilla-La Mancha a la cabeza (-9,9%), seguida de Murcia (-9,1%), País Vasco (-6%), Cantabria (-5,5%), Galicia (-5,2%), Comunidad Valenciana y La Rioja (-3,9%), Aragón (-3%), Madrid (-2,8%), Asturias (-2,4%) y Cataluña (-1,3%). Los importes de precios más bajos los marcaron Extremadura (10.354 euros) y Castilla-La Mancha (10.812 euros).

En el lado de las excepciones se encuentra Navarra, con un alza del 9,6%, además de Extremadura (+8%), Canarias (+6,9%), Castilla y León (+4,8%), Andalucía (+3,3%) y Baleares (+1,9%). Canarias y Navarra siguen liderando el ranking de precios, con 16.524 y 13.649 euros, respectivamente.

De esta forma, el precio de los vehículos usados encadena ya dos meses consecutivos de bajadas tras la entrada en vigor del Plan PIVE 2, que excluye de las ayudas a los coches usados, lo cual ha motivado un desposicionamiento de precios haciéndolos menos competitivos frente al nuevo. El descenso en el primer trimestre es del 3,3%, al pasar de los 12.661 euros a los 12.248 actuales.

Los vehículos nuevos marcaron un precio medio de 18.000 euros el pasado marzo, lo que supone un 50% más que un vehículo de ocasión que se movió en los 12.000 euros. De esta forma, ambos segmentos estrechan su diferencial de precio en 6.000 euros, un desembolso que para muchos conductores está más que justificado aunque sólo sea por el componente emocional que supone tener un coche nuevo.

Para AutoScout24, este tira y afloja entre nuevos y usados se mantendrá en los próximos meses, si bien los concesionarios ya han reconocido que en los vehículos de nueva matriculación no hay margen para bajar el precio porque se resentiría la rentabilidad; una situación que también afecta a los de ocasión pero con el agravante de que si no se venden -al estar matriculados- se deprecian y generan cada vez más sobrecostes financieros.