El Plan Especial de la Zona Arqueológica de la Garma no precisa evaluación ambiental

La Consejería de Medio Ambiente, Ordenación del Territorio y Urbanismo ha resuelto que el Plan Especial de Protección del Bien de Interés Cultural (BIC) de la Zona Arqueológica de La Garma, en los municipios de Ribamontán al Mar y de Ribamontán al Monte, no tiene efectos significativos sobre el medio ambiente, por lo que no debe ser objeto de evaluación ambiental.
Cueva De La Garma
Cueva De La Garma
EUROPA PRESS
Cueva De La Garma

La Consejería de Medio Ambiente, Ordenación del Territorio y Urbanismo ha resuelto que el Plan Especial de Protección del Bien de Interés Cultural (BIC) de la Zona Arqueológica de La Garma, en los municipios de Ribamontán al Mar y de Ribamontán al Monte, no tiene efectos significativos sobre el medio ambiente, por lo que no debe ser objeto de evaluación ambiental.

Según información de la Consejería, consultada por Europa Press, el objeto del Plan Especial es la salvaguarda, protección y ordenación del Complejo Arqueológico de la Garma, declarado BIC con la categoría de Zona Arqueológica, Complejo kárstico de la Garma, en Omoño (Ribamontán al Monte) y en Carriazo (Ribamontán al Mar).

En la memoria inicial se realiza una propuesta de ordenación de posibles edificaciones destinadas a equipamiento, a modo de centro de recepción de visitantes y área expositiva, y del acceso a la cavidad.

Igualmente se precisa que el área de aparcamiento constituye una "pantalla visual" del equipamiento y del acceso a la cavidad, por lo que debe situarse alejada y segregada del primero con el fin de no restar protagonismo al BIC.

En la resolución, la Dirección General de Ordenación del Territorio y Evaluación Ambiental Urbanística concluye que dicho Plan Especial de Protección no tiene efectos significativos sobre el medio ambiente y, por tanto, no ha de ser objeto de evaluación ambiental, de forma que no es necesario el informe de sostenibilidad ambiental.

Frente a la citada resolución se puede interponer recurso de alzada ante el consejero de Medio Ambiente, Ordenación del Territorio y Urbanismo en el plazo de un mes.

COMPLEJO

El complejo Kárstico de la Garma se localiza en el monte del mismo nombre, en la localidad de Omoño, en Ribamontán al Monte. El yacimiento alberga diferentes cuevas con ocupaciones de todo el Paleolítico y la Prehistoria reciente.

Las pinturas de la cueva principal del complejo han sido datadas entre el Auriñaciense y el Magdaleniense medio (entre 29.000 y 13.500 años de antigüedad) y en la cumbre aparece un castro datado en la edad del bronce y la edad del Hierro.

La ampliación del entorno de protección se produjo tras el análisis y estudio de las alegaciones presentadas, y se justifica al considerar "insuficiente" el monte Garma, ya que las cavidades del sistema kárstico que forman parte del complejo se ven afectadas por procesos activos que concurren en los terrenos de la zona.

Así, en el entorno de protección que se delimita se recogen todos los elementos geomorfológicos que influyen y confluyen en el sistema y que afecta a la cavidad y a aquellas áreas que por su permeabilidad faciliten la penetración de agua en superficie hacia las corrientes y acuíferos en profundidad.

El complejo kárstico de la cueva se configura como una surgencia activa con tres pisos fósiles y abundantes formaciones kársticas. El piso superior, en el que se localiza la entrada, tiene un reducido vestíbulo que continúa por una sinuosa galería que finaliza en una sima.

Tras la sima se abre una segunda que desciende hasta la zona central del piso inferior. Este piso tiene corredores y salas de gran tamaño, sobre todo en el área de lo que fue el primitivo vestíbulo, cegado actualmente. Desde el piso inferior se puede descender, por una tercera sima, hasta el nivel activo del sistema, por donde transcurre un río subterráneo que recoge todas las aguas que confluyen en el sistema kárstico del entorno de la cueva.

En el piso inferior se han localizado los restos más importantes y en el que se pueden distinguir tres yacimientos, todos ellos intactos, con un suelo literalmente tapizado por objetos del suelo de un hábitat magdaleniense, que se extienden por una superficie de 585 metros cuadrados, con millares de huesos, instrumentos y restos de actividades humanas.

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