Se veía venir. Ésa es la opinión que tienen los funcionarios de la prisión de Córdoba (Alcolea) ante el altercado ocurrido el pasado sábado, en el que una veintena de presos, armados con pinchos caseros, protagonizó una reyerta en la que resultaron heridos tres funcionarios. Afortunadamente, la trifulca se saldó sin heridos graves y ocho de los reclusos que intervinieron en la reyerta se encuentran aislados, según fuentes de la prisión .De nada han servido los continuos avisos que los distintos representantes sindicales han hecho sobre el problema de masificación de la cárcel cordobesa. Actualmente, la plantilla de funcionarios ronda los 500, de los cuales, tan sólo unos 200 tienen encomendadas tareas de vigilancia y control de la población reclusa. El resto desempeña otras funciones, como administración, mantenimiento o atención al público. Un informe del sindicato CSI-CSIF revela que la prisión de Alcolea está un 75% por encima de su capacidad, ya que está diseñada para 1.008 presos y tienen casi 1.800. Así, los vigilantes soportan una carga de trabajo extrema que les hace perder el control ante tanta masificación.