La 'marea ciudadana' ha congregado este sábado a miles de personas —75.000 según los organizadores, 12.000 según la Policía Local— en el centro de Valencia bajo la convocatoria unitaria de más de una treintena de colectivos sociales para mostrar su rechazo a los recortes, las políticas de austeridad y la corrupción, al grito de "este Gobierno no nos representa"

Las cuatro 'mareas' han iniciado su marcha a las 18.00 horas en cuatro puntos distintos de la ciudad —las torres de Quart y de Serrano, la plaza de España y el puente de Aragón—, con destino a la Estación del Norte, punto de confluencia desde el cual una hora más tarde ha partido la manifestación bajo el lema '#23F Todas las personas, todas las reivindicaciones juntas'.

Los manifestantes llevaban carteles en los que podía leerse 'esta crisis no la pagamos', 'menos fútbol y más sanidad' o 'senyor pirotècnic, pot començar la revolució' ('señor pirotécnico, puede comenzar la revolución'), en tanto que una de las consignas más coreadas ha sido "Gobierno dimisión", aunque también ha habido alusiones a los casos de presunta corrupción con cánticos como "no hay confeti para tanto corrupto" o "los chorizos, a la barbacoa".

Asimismo, un grupo de jóvenes ha elaborado una particular versión musical con la letra "robando voy, robando vengo" y algunos han recordado a las puertas del

Ies lluis Vives la 'primavera valenciana' con cánticos como "no nos olvidamos de los palos aquí dados". Otros, incluso, han elaborado su propia guillotina de cartón sobre la cual podía leerse 'recortes sí'.

La marcha ha discurrido por las calles Colón, Paz, Poeta Querol y Barcas, hasta llegar a la Plaza del Ayuntamiento, donde se ha procedido a la lectura del manifiesto, que ha sido interrumpida por los asistentes con gritos que pedían la dimisión del presidente de la Generalitat, Alberto Fabra. Al término de la misma se ha sucedido el ya tradicional 'no debemos, no pagamos'.

Durante el recorrido, los manifestantes han lanzado una pitada a su paso por la sede de la Delegación del Gobierno y han parado unos instantes frente al domicilio —protegido por media docena de agentes de policía— del expresidente de la Generalitat, Francisco Camps, donde han lanzado consignas contra la corrupción.

Una situación "límite"

Uno de los coordinadores de la manifestación, Alberto Martínez, ha justificado la necesidad de esta respuesta unitaria de la población frente a los recortes para "hacer la presión suficiente para que el Gobierno modifique sus políticas". "Las luchas sectoriales tienen su razón de ser, pero tenemos que converger", ha recalcado el portavoz, que ha recordado que esta convocatoria es "un hito" en la Comunitat.

Martínez ha alertado de que en la actualidad la situación "no da para más", ya que "a los recortes se suman las políticas de austeridad, la corrupción y el desprestigio de las instituciones", lo que pone a la sociedad en una situación "límite".

"golpe de estado silencioso"

La marcha, que se ha celebrado de forma simultánea en medio centenar de ciudades españolas y extranjeras, ha elegido una fecha especialmente representativa, el 32 aniversario del golpe de estado del 23 de febrero de 1981, para aprovecharse de esa carga simbólica.

"Ahora las instituciones comunitarias y las élites empresariales están recortando y echando abajo el Estado del Bienestar, están dando un golpe de estado silencioso y hay que reaccionar", ha indicado Martínez. Los impulsores de la protesta han querido articular "una respuesta al autismo del Gobierno" y que se exprese "el estado de malestar social y el divorcio con un gobierno sumiso ante la cleptocracia".

Críticas al "despilfarro"

En el manifiesto, los convocantes lamentan la imposición a los gobiernos de la periferia de la unión Europea, entre ellos España, de "brutales políticas socioeconómicas dirigidas contra la mayoría de la sociedad", a quien se obliga a "asumir el pago de una deuda ilegítima que el sistema financiero ha generado con enormes operaciones especulativas".

En el caso de la Comunitat, las asociaciones convocantes lamentan que la región está "en el furgón de cola" en derechos y libertades mientras es "pionera en despilfarro de los presupuestos públicos, en propuestas de ocio megalómanas y en una corrupción política sin parangón en Europa".

"En vez de atender a discapacitados, dependientes, enfermos mentales, menores en situación de riesgo, mujeres víctimas de violencia, drogodependientes o personas en situación de pobreza extrema, el Gobierno valenciano invierte en aeropuertos sin aviones, en la Fórmula 1 o en equipos de fútbol", sostiene el documento, que resalta la "desconfianza ciudadana hacia las instituciones políticas y económicas" tras casos de corrupción como Gürtel, Brugal, Nóos o Emarsa.

Así, indica que, igual que en 1981 la ciudadanía se manifestó tras el golpe de estado en defensa de la libertad y la democracia, ahora 32 años después hay que hacer lo propio para defender los derechos sociales, los servicios públicos de calidad, la transparencia y regeneración democrática y, en definitiva, la "dignidad" como pueblo.